La feria
Ana Yerro Vela · CIZUR MENOR (NAVARRA)Cuando el acusado entró en la sala, sólo pudo ver un enjambre. Un enjambre de cámaras, flashes y periodistas ansiosos por captar, por primera vez, imágenes del presunto culpable. Le habían arrestado hacía meses en su barco, ¡sin dejarle siquiera acabar de fumar su cigarro! Qué osadía, pensó entonces. Pero las cosas habían cambiado mucho desde entonces. Lo que parecía un juicio sencillo de ganar, se podía tornar en varios años de prisión. Sabía que a los medios de comunicación no les importaba el caso, si era culpable o no. Simplemente querían abrir sus noticiarios, o las portadas de sus periódicos, con su foto. Su abogado estaba nervioso: el encaje del caso no era perfecto, y temía perder. No desprendía excesiva confianza. Allá vamos, dijo para sí el acusado cuando el juez entró en la sala. Entonces comenzó la feria. La feria mediática, por supuesto.