Reincidente
Virginia López · BarcelonaHabía sido acusado por un crimen que no cometió. Siempre la misma historia, pensé. Me resultaba difícil creerlo, mirando de reojo a la femme fatal que lloriqueaba en su pañuelo de encaje, sentada al otro lado de la mesa del despacho, cumpliendo a la perfección con su papel. Encendí un cigarro con calma y pedí que me contara de nuevo la historia. Un robo, la persecución en barco, la supuesta encerrona y la detención. Todo medido hasta el último detalle, dando forma a un círculo perfecto. Como la noria de una feria. Pero había algo más¡€™el perfume de esa mujer comenzaba a marearme. Y cuando sus labios se acercaron a mi cuello, manchando de carmín mi oreja en un susurro, lo supe de forma definitiva. Estaba completamente perdido. Otra vez.