Consulta gratuita
Nuria CaramesNo quiero censurar la indiscreción del personal sanitario, pero en la planta de trauma se han enterado de que soy abogado y esto es una locura.
Con el brazo escayolado,sin poder hacer gala de mi efusivo idioma gestual, no dejo de asesorar a diestro y siniestro.
Asuntos de lo más variopinto ocupan mi convalecencia: cheques sin fondos, anillos de boda sin boda, albaranes fraudulentos…
Recibo visitas, cual santuario de Lourdes, de pacientes con muletas, vendajes y cabestrillos, en busca de asesoramiento legal.
Tratando de abogar por mi descanso y tranquilidad,está mañana he pedido el alta voluntaria.
El doctor, con gesto condescendiente, dejo el informe sobre mi cama, mientras me susurraba: fírmelo y pase por mi consulta antes de irse.
Empiezo a tener mis dudas de quién va consultar a quién.
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Hola Nuria. Un relato muy simpático y divertido, pegado a la realidad del abogado a tiempo completo. Suerte.
Me temo lo peor yo también. ¿Tu abogado ha probado con una baja médica? ; – )
¡Muy divertido!