Imagen de perfilPLANETA

ESTHER SANTAMARIA 

Estaba extendido en la antesala esperando la cita, con rodetes de pelo cano de algodón y una tez ultravioleta. Era un nuevo cliente.

Desde la esquina retirada de la máquina del café, le observé censurar la papelera, el cenicero y los cláxones de la avenida. Me acerqué puntualmente a estrecharle la mano. Los dedos se ramificaron y pude contar anillo a anillo en su cuerpo de árbol sesgado toda la Antigüedad. Sus ojos con ictericia me asomaron un temperamento desolado que a otra racha de aire podría ser feroz. Abrió la boca marina y un idioma horrorizado de plástico salió de sus fauces. Olía a ballena podrida y precintada.

El planeta me pide abogar para deshacer el intercambio y recuperar sus mercancías desmembradas que había dejado contra albarán en manos de la Humanidad.

 

+5

 

Queremos saber tu opinión

2 comentarios