RELOJ DE CUERDA
Eva María Algar GarcíaCon manos trémulas, acercó la silla desvencijada y se sentó frente a él. Otra vez sintió el miedo lacerando sus entrañas, a pesar de que les separaba una mampara de cristal.
Un rancio olor a sudor y tristeza inundaba la reducida estancia.
Cabizbaja, asentía tímidamente al oír cada palabra sobre amor eterno y propósito de enmienda, aunque pronunciadas por aquellos labios le parecían tan extrañas y vacías como las expresadas en un idioma desconocido.
El funcionario anunció el fin de la visita. Se levantó pausadamente y dejó su anillo en el cajetín metálico, a modo de albarán de entrega de doce años de matrimonio.
Había decidido no volver jamás. Nadie la podía censurar por ello. Tras aquellos muros, solo abandonaba gritos y humillaciones, golpes y falsas promesas.
Era Letrada, le enseñaron cómo abogar por la víctima, no a serlo. Pero aprendería. Daría cuerda a su reloj y empezaría de nuevo…
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Emocionante, Eva María.
Una mujer que toma las riendas de su vida tras doce años de humillaciones. Nunca es tarde para vivir sin miedos.
Me encanta la frase de cierre «Daría cuerda a su reloj y empezaría de nuevo…».
Un micro esperanzador.
Enhorabuena y suerte.
Muchas gracias, encantadora de abejas. Lo triste es que está basada en la historia de una compañera amiga. ¡Ojalá fueran algún día historias de ficción! En cuanto a tu relato, como siempre, y merecidamente, rompiendo el marcador, jaja.
Te eché de menos el mes pasado. Un abrazo.
Eva… se me han puesto las teclas de punta!!! La frase de la entrega del anillo es fantástica, muy simbólica, resume a la perfección el tono general del relato. Y el título muy bien elegido.
Una pena que sólo pueda darte un voto… pero, espera, espera… que la suerte no está echada para junio… muuucha suerteeee!
Un abrazo
Marta
Me alegro de que te haya gustado, Marta. Mil gracias por tu comentario. Tu micro, como siempre, sobresaliente. Abrazo grande.
El rancio olor a sudor y a tristeza nos sitúa a en el epicentro de la escena. Y el anillo albarán es el desenlace que, aunque tarde, llegó. Al igual que el mes pasado, el relato está muy bien escrito y la historia muy bien contada. ¡Suerte Eva!
Mil gracias, Ángel. Yo voy mucho a prisiones y he intentado recrear el desagradable ambiente de los locutorios y zonas de visitas, lo que pasa es que con 150 palabras no tengo bastante, jaja. Un abrazo.
Todo un esplendor de imaginaciòn que se condensa en un relato breve,que encierra desilusiòn y por sobre todas las cosas el aprendizaje de una verdadera letrada,….cual es la lucha incesante ..
Muchas gracias por tu bello comentario, Brutus. No mataste a César, ¿verdad? Aquí hay mucho abogado para defenderte, jaja. Saludos.
Felicidades Eva por tan buen microrrelato y muchísimas gracias por la lectura del mío.
No sé qué le ocurre a la página que no puedo votar ni ver comentarios desde hace ya unos días.
Muchísima suerte murcianica !!!
Lo mismo digo, gracias!!