La demanda
M.Salvador MuñozLa nave extraterrestre orbitaba a cientos de kilómetros. Venían a reclamar lo que siempre fue suyo, el planeta azul.
Tenían dos formas de conseguir su objetivo. Una era la invasión, pero amaban la paz y optaron por la segunda opción, la más eficaz: contratar mis servicios. Sabía que mi prestigio traspasaba fronteras, pero no interestelares. La causa motivó mi ego hasta el extremo de hacerla mía.
Las pruebas, irrefutables, demostraban que en la primigenia, en una tierra yerma de vida, ellos inocularon la primera biomolécula. El tiempo hizo el resto. La sentencia fue inapelable, éramos arrendatarios y el contrato llegaba a su fin. Los magnánimos seres nos proporcionaron naves para facilitar nuestro acceso a otro planeta.
Ahora, en este navío, camino de las estrellas, sé que la justicia ha triunfado, pero al observar las miradas de mis compañeros de viaje tengo la certeza de que no veré el nuevo mundo.
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No existe nada más justo que dar a cada uno lo suyo, que es lo que ha hecho este abogado, al restituir una propiedad a sus legítimos dueños. El problema viene cuando otros intereses creados, como consecuencia de la costumbre, chocan contra lo que hasta ese momento sería lo correcto, pero ya sabemos que lo idílico no existe. Al menos, a este abogado interplanetario le quedará la satisfacción del trabajo bien hecho, aunque su vida acaba por ser bastante más corta de lo que había pensado, a manos de los suyos, admeás.
No sabemos qué conflictos habrá de resolver el ordenamiento jurídico en el futuro, pero para eso está la Ciencia Ficción y fantasía, que puede producir relatos tan entretenidos como éste.
Un saludo
Juicios tengas y los ganes, decían los clásicos. Pues aplícale el cuento a tu protagonista. Muy original y con un final de los que dejan buen regusto. Un abrazo y mi voto.
En efecto, estamos aquí de paso y la Tierra no es nuestra. Me gusta tu relato por imaginativo y bien escrito; pero me gusta más verte por aquí de nuevo. Muchísima suerte.
Además de bien escrito, tu relato nos recuerda nuestra condición de efímeros arrendatarios de este planeta que nos empeñamos en destruir. Un mensaje siempre necesario. Enhorabuena y mi voto.
Me alegra retomar la lectura de tus historias. Me gustan tanto como antes.
Tu relato futurista nos recuerda que el planeta no es nuestro, solo estamos de paso y debemos cuidarlo para las generaciones venideras. Una buena reflexión.
A tu protagonista le va a durar poco la alegría del trabajo bien hecho. No todos entendemos igual la justicia.
Buen micro. Mucha suerte y te dejo mi voto.
Besos apretados, Y me alegra volver a leerte.
Fantástica historia!! Me encanta. Mi voto para ella. Desde luego, el inconveniente que va a sufrir el abogado de tu historia por su buen hacer es tan injusto como humano… Un abrazo.
Salvador, un original relato que nos lleva más allá de las estrellas.
Un saludo.
Felicidades! Bien resuelto.
Muchas gracias, compañeros, por vuestras amables palabras. Ciertamente, somos inquilinos de este fantástico planeta, y si no somos capaces de cuidarlo, el casero, la madre naturaleza, nos desalojará por las bravas. Abrazos y un feliz verano.