Imagen de perfilROJO SANGRIENTO

Juan José Carrillo Chacón 

Abro «LEXNET». Treinta y tres «NOTIFICACIONES RECIBIDAS» rompen mi paz matutina. Pincho en esa nociva carpeta, las selecciono sin orden ni concierto y pulso en «FIRMAR Y ENVIAR». Todas mutan al unísono y cambian su estatus: «ACEPTADAS». Vuelvo a pinchar, con pasión, como si mi cursor fuera una prolongación de mi brazo y empuñara una afilada navaja. Esta vez, para facilitar mi siniestro cometido, selecciono a mi presa de forma eficaz: porcentaje de éxito; cuantía de mis honorarios; complejidad del asunto; nivel de animadversión hacia mi contrincante; causa del conflicto; grado de sintonía con mi cliente… El acceso a mi primera víctima revela un recurso de apelación penal. Lo descargo. Lo leo de corrido una primera vez. En la segunda, mutilo párrafos, cerceno frases, estrangulo palabras, fragmento conceptos, disecciono las debilidades de mi contrario y anoto al margen de cada página, con un rotulador rojo sangriento, cómo lo aniquilaré.

 

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