Con la venia de
Manuel Rodríguez Antón“Ayer morí. Junto al umbral de la puerta de mi casa. Después de dieciocho cuchilladas. A plena luz del día y por la espalda. Me desangré, en silencio, frente a las lágrimas de mi hija pequeña que intentó proteger mi cuerpo de los golpes de su padre con su mochila de la escuela. La dejo atrás, igual que el primer tortazo inesperado y la colección de direcciones de las casas de acogida. Me quito el peso de la memoria, las miradas indiscretas de los vecinos, y el olor a Betadine de la piel; y le susurro al oído que la quiero, y le deseo un futuro agradable junto a alguien que sepa lo que es querer, aunque tengo miedo de que crezca y me recuerde solo como a una víctima. La 52”.
Lo digo ahora yo, su abogada, ante este Tribunal, como última alegación, porque mi cliente ya no puede.
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Manuel, relato estremecedor y lamentablemente, de gran actualidad.
Enhorabuena y mi voto.
Muchas gracias. Pero sí, desgraciadamente de gran actualidad.
Tristísimo.
Desgarrador alegato. Espero que el asesino encuentre el reproche penal que se merece. Buen micro, Manuel. Mucha suerte. Un abrazo.
Muchas gracias Francisco! Un abrazo