Imagen de perfilUn modelo ideal

Óscar Quijada Reyes 

Cuando ingresé al mundo laboral lo hice en una prestigiosa firma y tuve el honor de conocer a un abogado que se destacaba por su audacia. Tenía la capacidad de presidir las reuniones de trabajo con eficacia e involucrarse tanto en los procesos judiciales que iba un poco más allá. Causaba el bochorno entre los detectives, quienes opinaban que era un sobrepasado por hacer el trabajo que les correspondía. Por ejemplo, a nadie se le hubiera ocurrido que un criminal iba a sumergir su arma y los objetos robados en una piscina, solo a él.

Como todo abogado tiene su inspiración y, por lo general es un colega de mucha experiencia, le interrogué al respecto. Me sorprendió al responder que no podía permitir que sus clientes pagaran por crímenes no cometidos y, por tal razón, además de estudiar el código penal, seguía las peripecias de Perry Mason.

 

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