LA MISIÓN
Manuel de la Peña GarridoMe hicieron ver que no disfrutaría más del aire libre.
– No importa. Me paso la vida encerrado en el despacho y los juzgados – repuse. – ¿No aprecian mi moreno californiano? – ironicé.
Me repitieron que nunca podría despojarme del uniforme…
– Pero si voy siempre trajeado, cual modelo italiano, revestido con la toga.
Que tendría que abandonar familia, pareja, amigos…
– Hace lustros que colgué en la percha del olvido cualquier rollo sentimental. Resultaba incompatible con mi profesión. Por no tener… ni perro tengo.
Que debería cumplir a rajatabla rigurosos protocolos…
– Si aplico a diario toda clase de códigos.
Que no habría retorno…
– Es igual. Ya saben: ninguna Penélope espera mi regreso.
Que me lo pensara bien.
Y aquí estoy, desempeñando el cargo de abogado en esta misión espacial. Metido en una nave. Rumbo a Marte. Mi pretensión: fundar allí un auténtico microestado de Derecho. «¡…3-2-1-0!»