HISTORIAS INFANTILES
Margarita del BrezoFue el día que cumplí ocho años. Mi madre me regaló una carpeta y una copia de las llaves de casa. Cuando llegué del colegio la encontré tendida en el suelo. Cubierta tan solo con una pequeña toalla, quedaban a la vista sus numerosas cicatrices y los moratones más recientes. El incidente que desencadenó la brutal paliza fue un trozo de cáscara de nuez en la ensalada.
–¡Quería que muriese atragantado, la muy puta! –vociferaba mi padre mientras la policía se lo llevaba esposado.
–¡Seré juez! –grité entre lágrimas para que pudiera oírme–. ¡Y meteré en la cárcel a la gente como tú!
Sobre los autos, sentencias y procesamientos que abarrotan la mesa de mi despacho reposa la carpeta que ella me regaló. Sus amarillentas tapas custodian las historias de otros niños que, como yo, tuvimos que aprender a caminar haciendo equilibrios entre la memoria y el olvido.
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Desgraciadamente, Margarita, sobre la mesa de tu juez habrá un montón de historias parecidas a la suya. Gracias por recordarnos tan repugnante realidad. Suerte.
Gracias a ti por tu comentario, y por traernos el circo a casa.
Margarita, duele tu micro. Duele y emociona, a partes iguales, así que si consigues tanto en tan pocas palabras es una magia de tu pluma. enhorabuena, guapa. Disculpa lo mal que escribo, pero no querña perder la oportunidad de felicitarte aunque sea desd el teclado de mi movil.
Beso enorme guapa y suerte máxima.
A ti no se te resiste ningún artilugio que sirva para escribir, Towanda, y si no sirve, seguro que aparece alguna ayuda del más allá ;)
¡Gracias! Feliz verano y un beso.
Bien contado, buenos diálogos, y un final redondo con su dosis de emotiva nostalgia.
Un recuerdo para los niños, víctimas también, y por partida doble.
Muchas gracias, Antonio.
Dura historia, muy bien contada. Me gusta especialmente la frase final.
Un beso Margarita.
Carme.
A veces las historias se escapan por donde menos lo esperas, pero eso tú ya lo sabes.
Muchas gracias, Carme.
Un beso
Buen relato, aunque quizá un tanto sensiblero y maniqueo buscando la complicidad del lector.
Agradezco especialmente esa parte «menos brillante» de tu comentario, Raquel.
Tomo buena nota de lo que me dices para intentar enmendarlo la próxima vez.
Un saludo