Un mes y dos días
Felicitas García Hernández · Soria Con paso decidido, el abogado abandonó el edificio de acceso al centro penitenciario.
En su cabeza resonaban las palabras angustiadas del encausado al que defendía:
– ¡ No voy a poder aguantarlo, haz lo que sea pero sácame de aquí !
Los primeros meses privados de libertad, todos los presos compartían esa letanía.
En la calle el calor era asfixiante. Encendió el aire acondicionado en cuanto entró en el coche.
¡ Por fin vacaciones !
Cruzó la verja de hierro y echó un último vistazo a los módulos que formaban la cárcel.
Ya en su dormitorio, preparó el equipaje. Pantalones vaqueros, polos, bañador y zapatillas. Nada de trajes, ni corbatas, ni zapatos relucientes.
Apretó la ropa y consiguió hueco para el neceser, repleto de remedios para conciliar el sueño.
Agosto daba un respiro temporal a sus preocupaciones.
Un mes y dos días de descanso.
El tiempo, a veces, pasa volando.
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In many ways, the Aquanaut has long lived in the shadow of its iconic older link sibling. Many aficionados consider it a plan-B alternative for Patek buyers who can’t score a Nautilus because the waitlist is too long.
Don’t get me wrong, a luxury watch, defined in the broadest terms, was still an expensive proposition twenty years ago (and it bears mentioning that there has never, in 183 years, been anything even remotely like an affordable Patek, with the highly debatable possible exception of the Twenty-4). But let’s link look at how things have changed since 2002.