Imagen de perfilEl iurisconsultus

MANUEL MACHARGO 

Hubo una vez un ilustre abogado al que le gustaba usar los “latinajos”, y sin embargo no le gustaba este apodo, prefería hablar de un glosario de términos jurídicos escritos en latín. Decía que para sentenciar e impartir justicia, debería ser suficiente el derecho romano del que se hallaba enamorado. Mi abuelo era para mí el héroe del derecho encaminado a la justicia, yo lo veía vestido de pretor, con su túnica sobre el hombro, impartiendo justicia. Solicitaba siempre de forma cautelar la suspensión de condena, dado que al sentenciar los jueces se pueden equivocar y cometer una irreparable injusticia. Se quedó helado cuando le nombraron Hijo Predilecto de su ciudad natal. En el discurso se refirió, como no, al derecho romano y entonces comprendí que mi abuelo era más bien un “iurisconsultus”, así reza en su lápida por expreso deseo suyo.
Deus, qui animae requiem eius

 

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