Gómez contra Gómez
Amparo Martínez Alonso“Debería empezar desde abajo, como hiciste tú; cooperar en tareas menores, adquirir experiencia ayudando en algún caso”, le recriminé. Me abrumaba tanto favoritismo. “Lo de fortalecer alianzas, que tanto predicas en el bufete, también ayudaría en nuestra relación”, exclamé conciliadora. Pero, ante su sonrisa condescendiente, fruncí el ceño. Él, como quien reprende a un cachorro travieso, exclamó: “¡Ay, ay, ay!”, moviendo la cabeza de derecha a izquierda… Entonces, sí, cerré de un portazo su despacho.
Desde que mi título de Derecho cuelga junto al suyo se comporta de forma humillantemente benévola, protectora, paternalista. Actúa como si mis palabras le hicieran cosquillas… Las protestas y desencuentros de hace unos años, cuando yo dudaba entre letras o ciencias, han mudado en excesivo apoyo, parabienes titánicos, solidaridad y elogios desmesurados. El bufete se asemeja a un campo de batalla: él, avergonzándome con su cariño desmedido de abuelo orgulloso; yo, rebelándome, portazo tras portazo.
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Amparo, este Gómez contra Gómez me ha encantado.
En ocasiones los mayores son, o somos, demasiado protectores con los jóvenes y siempre los vemos pequeños. Y no nos damos cuante que pueden volar solos.
Te deseo mucha suerte y cuenta con mi voto.
Besos.
Bonito micro. Mi voto y un abrazo. La perspectiva que da la experiencia a veces la gente joven no la aprecia como debiera y más si hay lazos de sangre…
Hay quien asegura que los miembros de una misma familia, tal vez, no deberían de trabajar juntos en muchas ocasiones. En este caso, está claro que el abuelo no puede dejar de serlo, de cuidar en exceso a su nieto, un cariño y una sobreprotección que pone por encima de todo, incluido del debido respeto a un trabajador que exige y necesitaría ser tratado como uno más.
Un relato que muestra que somos seres gobernados por los sentimientos, de forma que intentar de ser objetivos, en ocasiones, se vuelve una tarea ardua.
Un abrazo, suerte y buen verano, Amparo. Y ya sabes, como suele decirse por aquí, ahí va mi voto.
Entrañable esta pelea familiar entre quien pasa el testigo y quien lo recoge.
¡Suerte!
Par de abrazos.
Estos también son dobles, je, je…
las relacioens familiares, qué difíciles a veces, verdad???
Muy buen relato, Amparo!
Mi voto (no doble, cachiiiis) para ti, como siempre!
Un abrazo
Marta
Amparo, mucha suerte para tu micro y para ese nieto novato que quiere ganarse el puesto sin que le vayan quitando las piedras del camino. Besotes.
Entiendo a los dos Gómez porque ambos tienen sus razones. ¡Qué bien escrito! Imagino al abuelo orgulloso y a la nieta avergonzada y m divierte la escena. Mi voto a los dos.
Amparo, qué difícil resulta trabajar con la familia, pero es inevitable que el abuelo intente proteger a su nieta. Buen micro.
Te deseo mucha suerte y te dejo mi voto.
Besos apretados,
Hola, Amparo.
Buen micro.
En situaciones similares, ese favoritismo sólo suelen verlo (aunque a veces ni existe) los otros empleados de la empresa (en este caso, un bufete). Me gusta que cambies el punto de vista, haciendo que las quejas provengan del que supuestamente (eso está por ver…) recibe ese trato preferente.
Un abrazo y mi voto.
Muy bonito y muy bien escrito, como siempre. Entrañable y hermoso. Enhorabuena y mi voto. A ver si queda un hueco en Gómez & Gómez para mí… Un abrazo
Me gusta mucho tu relato, Amparo.
Mucha suerte y un voto para los Gómez.