RURALITA PRIMERIZO
Almudena Horcajo SanzEl confinamiento se encargó de evidenciar lo mal que habíamos colocado los ladrillos. Nuestros esfuerzos para fortalecer la relación resultaron inútiles. Pronto, todo se derrumbó. Los escombros nos rodearon, y tuvimos que salir corriendo. Sin apenas ahorros, me encontraba, literalmente, en la calle. Recurrí a familiares y amigos, pero lo único que conseguí fue saber que había una casa abandonada en un pequeño pueblo no muy lejos de Madrid. Vendí la alianza y, prácticamente, con lo puesto, allí me presenté. Afortunadamente, conté con el apoyo de los vecinos, cuando supieron que era abogado; todos quisieron cooperar, unos me traían leche, otros huevos… incluso, me hicieron muebles.
Aquí sigo, pagando tanta «solidaridad». Sobre mi mesa se acumulan casos de servidumbres de paso, deslindes, herencias… Aunque noto cierta animadversión de los enemigos de mis clientes, estoy contento, progreso adecuadamente en el conocimiento del mundo rural, ya distingo, perfectamente, el tomillo del romero.
+7
Queremos saber tu opinión
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Borrón y cuenta nueva. A veces, lo que creíamos sólido no era sino un castillo de naipes que, al primer y mínimo envite se derrumba. El confinamiento ha sido una prueba de fuego para muchas convivencias. Lo que puede parecer un cataclismo, a veces no es sino una oportunidad, siempre que no nos dejemos llevar por el desasosiego que produce todo cambio, más si es brusco, no buscado e inesperado.
Tu protagonista supo hacer de la necesidad virtud, ha ganado calidad de vida y aprecio humano, qué más se puede pedir. Quizá, si todos nos volviésemos un poco más rurales y menos urbanitas mejor nos iría, a nosotros y al mundo en general.
Un relato lleno de contenido y buenos mensajes. La verdad, dan ganas de emular a tu personaje.
Un saludo y suerte
Muchas gracias Ángel, leer tus comentarios es un lujo. No puedo estar más de acuerdo contigo, son nuevos tiempos que exigen nuevas miradas y otras formas de vivir, quizás mejores que las que tenemos.
Un abrazo
Es peligroso el ejercicio en pueblos muy pequeños. Tienes medio pueblo en contra. ¡Cuidado y suerte! . Tienes mi voto
Muchas gracias Ángel, soy de un pueblo pequeño y me conozco bien esa problemática. Tendré cuidado…
Un abrazo
Buen micro, Almudena. Cuando tu protagonista necesitó ayuda, todos le dieron la espalda. Sin embargo, fue bien acogido y arropado por el calor de sus nuevos vecinos de un pueblo pequeño.
Te deseo mucha suerte y sumo mi voto por esa nueva vida.
Besos apretados.
Muchas gracias Pilar, aunque también te digo que el apoyo de los vecinos del pueblo no fue del todo desinteresado…ja,ja,ja…Es la vida.
Besos
A este paso, el futuro es el pequeño pueblo. Por lo menos se puede sobrevivir. Mi voto y un abrazo .
Muchas gracias Francisco José. Pues sí, como dices tú, a este paso, muchos vamos a querer salir de la ciudad corriendo.
Un abrazo
Jaja, buena y original historia, Almudena. Mi voto y suerte.
Qué alegría me das Eva, mi intención era arrancar una sonrisa. Necesitamos humor hasta en las situaciones mas difíciles.
Muchas gracias.
Un abrazo.
Un relato muy bueno, con una historia preciosa y bien contada. Enhorabuena, mi voto, y mucha suerte.
¡Qué alegrías me das siempre Nicolás, no te lo puedes imaginar! Me hace mucha ilusión que te haya gustado.
Muchas gracias.
Un abrazo.