Imagen de perfilCómo (no) organizar un cumpleaños inolvidable

sebastian barranco ledo 

—Un artículo de prensa recomendaba el ambiente familiar del pueblo y su playa. Casi todo son segundas residencias. Las familias se conocen de toda la vida y son distantes con los veraneantes de alquiler como nosotros. Era el cumpleaños de nuestra hija y queríamos ayudarle a socializar invitando a tarta a alguna amiguita. A la desesperada, pregunté en el chiringuito: «Busco niñas para montar una fiestecita. Algún chico también. ¿Sabéis de alguien?» Seguí intentando con los vecinos de sombrilla, ajeno a la ola de indignación que recorría la playa. Antes de media hora, estaba en el calabozo.

—A quién se le ocurre —interrumpe el abogado—; el malentendido es manifiesto, pero no delito. Solicitamos el hábeas corpus y queda libre. Eso sí —continúa—, si quería programar un cumpleaños memorable, lo ha conseguido. No creo que su hija olvide jamás la imagen de su padre, detenido, esposado, en bañador y camisa hawaiana.

 

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