Imagen de perfilLa fuente luminosa

Julio Montesinos Barrios 

Programar una tarde de viejas películas de Super 8 genera siempre una ola de entrañables recuerdos. Mis sobrinos alucinaron al descubrir las tretas de su abuela para darme la papilla. Reconocida jurista, canturreaba artículos del código civil mientras dirigía mi atención hacia la fuente luminosa de la plaza frente a nuestra terraza. Con cada variación de color yo abría la boca fascinado. Manifiesto descuido con el que ella lograba atizarme una cucharada de pitanza.

Distante de aquellos tiempos, incontables litros de agua y vida han escupido sus velas y borbotones desde entonces. Hoy estamos en la misma casa, en la misma terraza y frente a la misma fuente. Mi sobrina mayor se acerca y nos graba con su teléfono. Mi madre abre la boca cada vez que la fuente cambia de color. Ocasión que aprovecho para darle la papilla mientras le recito bromeando algunos de mis últimos pleitos.

 

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