El abogado y el mar
Rafael Camarasa Bravo · ValenciaAllí estaba el anciano. Recibiendo en nombre de su hijo, el joven y famoso abogado, que no había podido acudir por encontrarse en cama con un fuerte catarro, el prestigioso premio que le habían concedido por su trabajo sobre la reforma de la jurisdicción social en España. Un galardón que el hombre recogió orgulloso, emocionado, con los ojos iluminados como bombillas, sin acordarse de cuando el hoy premiado tenía once años y le preguntó en la playa si la orilla era el principio o el fin del mar, y él pensó, muy abatido, que de sus dos hijos aquél era el más tonto.