LA CIUDAD NO ES PARA MÍ
Belén Basarán CondeInternet llega a mi pueblo a duras penas, como si no le apeteciese, y para colmo la tarifa es desproporcionadamente alta. Además, para poder llegar puntual a los juicios tengo que madrugar como un panadero y hacer kilómetros por carreteras que dan lástima.
Pero me resisto a trasladarme a la ciudad por muchas ventajas que ofrezca. No necesito el ruido, la contaminación ni los miles de potenciales clientes con sus complejos conflictos urbanos. Me bastan los problemas de mis vecinos, un par de aparatos electrónicos y mi moto para vivir y disfrutar del trabajo.
Y no hay nada comparable con pasear a diario, tras salir del despacho, respirando aire limpio, a lo sumo aromatizado con las especias de las comidas que se cocinan en las casas, y conversando despreocupadamente con la gente sobre cualquier cosa menos los asuntos que les llevo.
Me quedo aquí. Soy abogado rural y soy feliz.
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Uf, el progreso. Trae mucho bueno y también malo. Yo aplaudo a este abogado, que se queda en su tierra.
Abrazos y suerte.