DERECHO A LA DEFENSA
Amparo Martínez AlonsoNo tuve oportunidad de abrir la boca. Aquel fue el careo más rápido de la historia. Mi compinche confesó ante la amenaza de irse a la cama sin cenar. Las pocas hipótesis que podían avalar nuestra inocencia pasaron a hechos probados, consumados y penados tras la testificación de mi hermano pequeño.
Antes de nada, debo aclarar que mis padres se conocieron durante unas maniobras militares. Un día, mamá, revestida con un aire marcial más acentuado de lo habitual, confeccionó una guía de normas (y sus penas correspondientes). A partir de ese momento sería imprescindible no infringir más de tres normas para poder recibir la paga semanal. Además, deberíamos reparar cualquier falta cometida (o “perpetrada”, según el término utilizado por mamá) realizando un servicio a la comunidad familiar (limpiar nuestro cuarto, sacar la basura, poner la mesa). Y, todo sin rechistar. ¡Sin alegaciones!… Que por qué quiero ser abogado, me preguntas.
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Hola, Amparo.
Caramba con mamá sargento y sus reglitas. Claro que le urgía ser abogado. Le iba mucho en ello. Me ha gustado tu micro, muy bien hilvanado. Felicidades.
Un beso.
Muchas gracias, Eduardo. Cualquier excusa es buena para crear una vocación en un niño (jajaja)
Un abrazoooo para ti.
Esa mamá era todo un poder legislativo: redactó un código penal doméstico; delitos y penas. Y tampoco era tan dura porque sustituía las penas privativas de libertad por servicios comunitarios.
Yo defiendo a esa mamá. El hijo es un quejica. Enhorabuena por este relato tan bien construido donde parece que no hubiera cinco dichosas palabras que embutir . Mi voto y mucha suerte.
Jajaja. Claro que sí. Por naturaleza somos egoístas. Ese instinto de supervivencia llevado a la comodidad, a disfrutar de derechos sin tener obligaciones… y eso se «combate» desde pequeños. Esa madre, con o sin aire marcial, no tiene nada de dura, no exige nada fuera de lo normal para la edad de unos niños. Ahora bien, como quien lo cuenta es el hijo, su visión cambia (jajaja).
Estoy de acuerdo contigo, Ángel.
Vaya, que no haya lugar a la defensa entre gentes pertenecientes al Ministerio de… Defensa, no deja de ser paradójico (quizá fuera más correcto seguir denominándolo «de la Guerra», como años ha).
Ahora, yo no criticaría esa indefensión (que no solo se da en familias militares, donde las madres están revestidas con aires marciales). Los que somos paterfamilias, por puro afán de supervivencia, deberíamos sostener que nuestras casas son dictaduras a la romana; o repúblicas independientes, pero «populares» (vamos, dictatoriales); o pequeños vaticanos donde mande el Papa y no la Curia.
Suerte.
Cuánta sabiduría derrochas, Manuel. Qué acertado tu comentario sobre la nomenclatura del «Ministerio de Defensa», Si no hay guerra, de qué necesitamos defendernos… Y «Ministerio de la Guerra» es un tanto políticamente incorrecto, puede parece que incita a la misma.
Y para no enrollarme más: muchas gracias por pasarte y comentar, Manuel!!!
Un abrazo.
Hola, Amparo.
Entiendo a tu protagonista y comparto su reflexión/pregunta final.
Con unos papás así, quién tiene narices para sublevarse.
Muy bueno, te deseo suertísima y te mando un abrazo con beso y admiración.
Hola, Amparo!
Ja, ja… este mes parece que tenemos a los niños como protagonista, me encanta!!! Esta vez es la madre la que lleva la batuta, eh?
Me ha gustado mucho tu relato… secundo la moción del niño, claro!
Enhorabuena y mucha suerte… de momento, un votito más!
Un abrazo
Marta
Yo no voy a preguntarte nada porque me ha quedado todo muy claro. Además, he pillado entre tus líneas unas ideas muy…, ¿cómo decirlo? Bueno, que ya sé cómo librarme de bajar la basura ;-)
Suerte, Amparo.
Muy lista, Margarita :) Pero tampoco supone tanto bajar la basura, ¿no?… Este chico es un quejica (jajaja)
Margarita, muchas gracias por comentar. Un abrazoooo grande
Buen relato, Amparo.
No quiero ni imaginar lo que debe ser esa familia. Seguramente necesitaran algún abogado o, mejor aún, un mediador. En cualquier caso, seguro que entre ellos el cariño es lo más fuerte y el día de Reyes, debe de ser una fiesta.
Suerte.
Jajaja. Cada familia tiene sus peculiaridades, claro que sí. Estoy de acuerdo contigo, Eva.
Un abrazooo