Agua para el romero
Pablo García MuñizComo abogado del Banco Nacional, me desplacé a la vivienda ocupada por Steffano para negociar con él. Steffano resultó ser un tipo encantador. Hablamos de la diferencia entre usurpación y allanamiento, de equidad social, del mercado inmobiliario. Agradeció mi educación y mis formas, mucho más humanas -dijo- que las de los desokupas que le habían visitado la última vez.
Charlando sobre cambio climático, me enseñó algunas modificaciones que había introducido en la vivienda: un innovador sistema de filtros para mejorar la calidad del agua y unas placas solares que aumentarían significativamente el valor del inmueble.
Días después, me despidieron del trabajo por una serie de rumores que no me esforzaré en matizar y hoy he preferido no acudir al juicio.
Miro mi teléfono, esperando leer el mensaje de Steffano que me confirme que hemos ganado, mientras riego el romero -nuestro romero- con el agua más cristalina que haya visto jamás.
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Me atrevería a decir que no es el juicio lo que has ganado precisamente.
Original e impecable.
¡Suerte!
Mil gracias, Margarita!! Un saludo
Muy bien escrito. Una aguda reflexión sobre un fenómeno muy de actualidad. Enhorabuena y mi voto.
Muchas gracias, Nicolás. Saludos!
Hola, Pablo.
M voto para este micro tan humano, por la forma y el contenido.
Suerte!!!
Muchas gracias por la valoración, Amparo :)
Saludos!!
A veces la justicia es cuestión de perspectiva. O siempre. Sin duda, un relato «innovador».
Sin duda. Si la justicia fuese una cuestión simple, todos seríamos jueces. Afortunadamente no es así. Hay casos de todo tipo y puntos de vista de todo tipo y mi intención no era más que la de destacar eso, en estos tiempos de discurso simple o simplificado que vivimos. Muchas gracias, Ángel! Saludos.