Imagen de perfilEl cliente perfecto

Javier CARRO DIAZ · BARCELONA 

El paraninfo de la universidad estaba lleno de alumnos ansiosos de escuchar a aquel renombrado abogado. Era una celebridad pública que había llevado varios casos de personajes famosos, con su cuota asociada de apariciones en prensa, televisiones e incluso alguna revista del corazón.
“El valor de la equidad” había sido el poco innovador título de su conferencia, pero a los alumnos les había dado igual y abarrotaban el paraninfo, más por el aura de fama del abogado que por el ansia de ampliar su educación.
Había acabado de leer su discurso y llegó el turno de preguntas. Una alumna en la primera fila levantó rápidamente la mano.
—¿Cómo sería para usted el cliente perfecto?
—¿El cliente sería demandante o demandado?
—Digamos que demandado.
—¿Y tendría que hablar ante un tribunal o no?
—Digamos que sí.
El abogado sonrió.
—Entonces es fácil. El cliente perfecto sería mudo.

 

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