Imagen de perfilMiedo en la sala

Yanira Ojeda Tavero 

La jueza me dio la palabra, era mi turno de conclusiones, iba a leer del papel porque era la segunda vez que entraba en sala, y no tenía la soltura de mis compañeros, a los que admiraba por el valor que demostraban cada vez que se enfrentaban al contrario.
Miré la hoja, luego a mi cliente, quien me atravesaba con su mirada. Esperaba ansioso una victoria.
Recordé la primera vez que entró en el despacho. Me lo habían designado por eso de la equidad de género, ya que los últimos clientes habían sido para mi compañero, que había entrado el mismo día que yo. Y no era de buena educación quejarse, cuando un despacho como ese te había dado una oportunidad como abogada.
Inicié con un leve, pero innovador tono de voz, que me dio confianza para apartar la hoja y seguir mi discurso. Me atreví y gané.

 

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