SED DE LETRAS, HAMBRE DE NÚMEROS
Luis Gabriel David GarcíaAl ver a su hija graduarse como la primera abogada de la familia, aquella orgullosa madre indígena perteneciente a la etnia xinka de Guatemala descubrió mediada la treintena su vocación tardía de maestra. Convencida ya del valor indiscutible de la educación, quería trabajar con un método de enseñanza innovador que facilitase el aprendizaje y desarrollo de las competencias básicas de la infancia en las zonas rurales, y contribuyese por lo tanto a la construcción de una sociedad de mayor equidad.
Sí, estaba decidida a convertirse en una docente inspiradora aunque para ello tuviese ella misma que empezar desde cero, partiendo del dominio de las primeras letras, ya que era una de las más de 500 millones de mujeres adultas que, a pesar de encontrarnos en el siglo XXI, todavía no sabían leer ni escribir… Pero sería por poco tiempo.