RIESGOS LABORALES
PILAR ALEJOS MARTINEZCuando acepté aquel caso, jamás imaginé que mi futuro daría semejante vuelco. Me llamó el alcalde en persona. Estaba muy preocupado por las extrañas mutaciones que, desde hacía un tiempo, sufrían todos los habitantes del pueblo. Como el ayuntamiento era el responsable de la conservación de los espacios naturales y de las aguas del municipio, solicitaba con urgencia mis servicios como abogado ambiental. Confiaba en que yo pudiera dar con el origen del misterio y encontrase la solución. Una investigación rigurosa reveló que algunas empresas realizaban vertidos ilegales de productos tóxicos al lago. Tras promover acciones legales contra ellas, libramos una dura batalla judicial durante años. Los jueces dictaron sentencias a nuestro favor, condenando a las empresas a pagar multas e indemnizaciones multimillonarias por los daños provocados.
Para ello, tuve que correr algunos riesgos y aceptar un pequeño cambio en mi vida. Regresé al bufete satisfecho, moviendo mi cola verde.
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Un riesgo laboral que sin duda traerá cola. Muy bien escrito. Mi voto y suerte. Un abrazo.
Cuando menos te lo esperas, se mueve la cola verde. Jajaja.
Muchas gracias, Juan Manuel, por tu voto y tu comentario.
Besos apretados.
Jejeje, que bueno !!
Mucha suerte, Pilar.
Ahí va mi voto y un beso.
Esa risa tuya, me hace muy feliz.
Muchas gracias, Ana Isabel por pasar y comentar.
Besos apretados.
No hay nada como saber adaptarse a lo que nos depara el futuro. Y los vertidos tóxicos.
Jajaja. Parece que está contento con los cambios…
Muchísimas gracias, Margarita, por tu voto y tu comentario.
Besos apretados.
Pilar, todo trabajo conlleva unos riesgos laborales más o menos importante. Pero tu protagonista para conseguir su fin los ha asumido hasta sus últimas consecuencias.
Un relato genial, con un sorprendente final, que al pensar en ese abogado con su cola verde nos lleva a esbozar una sonrisa. Felicidades.
Te deseo o mejor y te dejo mi voto.
Muchos besos.
Ningún trabajo está exento de riesgos. En este caso, ha merecido la pena…
Muchísimas gracias por tus palabras y por tu voto.
Besos muy apretados.
Yo probaría a besar al abogado a ver qué pasa, lo mismo te sale material para el micro del mes que viene. Mi voto y un beso.
Jajaja, tienes razón, Esteban. No hay que perder oportunidades… jajaja.
Mil gracias por tu comentario y por tu apoyo.
Besos apretados.
Ese apéndice siempre recordará a este abogado que nada se consigue sin esfuerzo y sacrificio. Igual no le queda tan mal, hasta le hace atractivo, como puede serlo una cicatriz seductora, fruto de épicas aventuras. Lo que no sabemos es si los seguros médicos incluyen una contingencia como esa.
Buen relato con sorprendente final.
Un abrazo, Pilar. Suerte
Jajaja, seguro que le imprime personalidad. Jajaja.
Muchísimas gracias, Ángel, por tu comentario y tu voto.
Besos apretados.
Muy divertido Pilar! Y ese final tan divertido. Mi voto y un abrazo
Qué bueno hacerte sonreír, Jerónimo. Jajaja.
Mil gracias por tu voto y por dejarme tu comentario.
Besos apretados.
Enhorabuena para ti, Pilar, y tu abogado ambiental. Mi voto.
Suerte.
Oh, Juan Carlos, mil gracias por tus palabras y por tu voto.
Besos apretados.
¡¡Todos a la cola, que ha llegado Pilar!! Sorprendente final, a eso lo llamo yo involucrarse en un caso. Tienes mi voto y mis felicitaciones. Un saludo.
Jajaja, Qué bueno. Es lo que pasa cuando uno se involucra demasiado…
Mil gracias, Francisco Javier, por tu voto y tu amable comentario.
Besos apretados.
Pilar, tu protagonista se implica al máximo sin tener en cuenta esos «riesgos laborales». Nos sorprendes con un final inesperado.
Enhorabuena y mucha suerte.
Un beso.
Sí, Andrés, es un profesional como la copa de un pino. Jajaja.
Muchísimas gracias, por tus palabras.
Besos apretados.
Genial relato, Pilar.
Te deseo suerte y te dejo mi voto.
Besos.
Ay, Amparo, mil gracias, por tu apoyo y tu comentario.
Besos apretados.
Eso es darlo todo por el bien de los demás. Muy buen relato, con una intriga que te atrapa hasta el final.
Un abrazo.
Jajaja. Cuando alguien se involucra tanto en un caso, nunca sale indemne…
Me alegra saber que te ha gustado, María. Muchísimas gracias.
Besos apretados.
Este abogado asume su responsabilidad hasta las últimas consecuencias. Y además, sorprendes con ese final.
Suerte u un besazo, Pilar.
Eso le pasa por ser un gran profesional sin importarle correr riesgos. Jajaja.
Muchísimas gracias, Ester.
Besos apretados.
Vete tú a saber qué mutaciones tendremos por beber y comer, e incluso respirar, al cabo de unos años. Mientras sea una simpática cola que mover y que ya perdimos hace millones de años, no me importará demasiado recuperarla. Pero doce dedos, o tres ojos, o dos narices…, por ahí no paso.
Felicidades y ya nos contarás donde la metes…
Mi voto, también…, es que últimamente estoy votando a más de uno, que ya sé que se puede.
Guillermo no sabes lo bien que me sienta la toga sobre la cola verde… Jajaja.
He detectado en mi espalda unas pequeñas alas incipientes. Volar me hace mucha ilusión, pero me preocupan unos hilillos de humo que salen de mi nariz cuando estornudo…
Muchísimas gracias, Guillermo, por pasar a comentar con sentido del humor y por tu voto.
Besos apretados.
Mi voto, Pilar, usando mi nueva extremidad de ser mutante.
Así me gusta, Manuel, que pienses en «verde» y le encuentres una utilidad tan positiva. Jajaja
Muchísimas gracias.
Besos apretados.
Un relato fantástico y con un final sorprendente.
Mucha suerte.
Un beso.
Mil gracias, Francisco, por tu comentario.
Besos apretados.
Pilar, excelente microrrelato. Exitos! Saludos cordiales.
Muchísimas gracias, Carmen.
Besos apretados.