Un testimonio incómodo
JUAN PEDRO AGÜERA ORTEGALa cola de embarque parece eterna. Después de tres años con el visado caducado, me obligan a regresar. Jamás pensé que me expulsarían, queda tanto por hacer en el campo de refugiados, pero un abogado occidental resulta molesto para las autoridades. Prefieren que no haya testigos de su genocidio encubierto: un formato simple y eficaz para reducir población extranjera, la hambruna.
El encendido de los motores constata lo inevitable. Saco de mi maletín la agenda que no volveré a repasar. Entre sus páginas, los casos pendientes: las peticiones de asilo de Yamir, Gnime, Yulema y tantos otros; las citas en las diferentes embajadas, los recursos en trámite contra cada solicitud denegada…
Mi vuelta resulta amarga, siento como si los abandonara, pero no pienso resignarme. Por poco interesante que les parezca, inundaré las redes con todo el material gráfico recopilado y conseguiré que Europa deje de mirar hacia otro lado.
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Al leerlo ya me causa nostalgia. Un trabajo que se queda sin hacer y sobre todo, personas que sientes que te necesitan. Me recuerda mucho al micro «Kabul», ganador de la anterior edición, obra del maestro Nicolás Montiel, al que le tengo tanta admiración. Lo mejor de todo, lo bien redactado y ordenado que presentas tu micro: planteamiento, nudo y desenlace divididos en párrafos…. Genial. Suerte con él y mi más sincera enhorabuena. Un abrazo.
Muchísimas gracias, que me compares con el ganador de la edición anterior es todo un elogio. Son tantos los trabajos que nos quedan por hacer para mejorar esta sociedad. Solo espero que entre todos pongamos nuestro granito de arena.
Un abrazo muy fuerte.
No creo que lo consigas, pero ¿qué seríamos sin esperanza? La esperanza es un acto de fe necesario (Borges). Voto por la utopía.
Muchas gracias por el voto, la utopía siempre será necesaria para mover el mundo.