Algún día
Rosario Baeza · Buenos Aires, ArgentinaLlevaba veintitrés años de matrimonio, sin hijos ni esperanzas. El paso del tiempo se hacía visible en mi útero, en mis canas y en mis arrugas, que siempre fueron más de amargura que de vejez. Siempre creí que mañana, que el lunes, que algún día, él me querría con más fuerza o se acostumbraría a mi compañía, pero no. Nunca fui capaz de mendigar cariño o atención, paralizada por el riesgo a que me dejara… o peor aún, se pusiera más violento. El portazo que dio al salir me sacó del letargo, miré el tejido desgarrado de mi falda, la cara hinchada del golpe y el llanto, que no iba a poder disimular con maquillaje y tomé la decisión: tenía que preservar la poca dignidad y el casi nulo amor propio que me quedaba. Hoy mismo llamaría al abogado… O mañana. O el lunes. O algún día.
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Una brillante y terrorífica descripción de una realidad tan dura como indeseable. Enhorabuena, mi voto y un saludo.
Gracias, Nicolás! saludos!
Ese «algún día» es un cajón de sastre en el que cabe todo, todo lo que deberíamos abordar, incluso con urgencia, pero por pereza o miedo no lo hacemos. El paso que debería dar tu protagonista es muy difícil, supone enfrentarse judicial y vitalmente a su maltratador, alguien a quien creyó querer una vez, pero la vida que vive no es vida, aunque a ratos crea que puede sobrellevarla. Algún día habrá educación suficiente para que individuos como el que reflejas, violentos en potencia, comprendan que ese no es el camino. Una relación puede dejar de funcionar, lo que no es de recibo es la imposición, la falta de respeto y la violencia.
Un saludo y suerte, Rosario
Algún día, Ángel! Algún día habrá esa educación que comentas! Tu relato del relato tiene más fuerza que el propio relato. Gracias y saludos!
Me ha gustado mucho tu microrrelato. Tan desgarrador como brillante. Mi voto y suerte.
Gracias, Juan Manuel!! saludos!
Dura historia la que cuentas, Rosario y, por desgracia, demasiado habitual. Pero muy bonita la forma de contarla y perfectamente integradas las palabras obligadas. Envío mi voto y mucha suerte para Argentina. Un abrazo gigante.
Muchas gracias Eva por tu voto y tu comentario! Abrazo!
Duro y desgarrador tu relato, que por desgracia es fiel reflejo de la realidad en nuestro país y en muchos otros.
Las leyes al parecer, no son suficientes para parar esta sinrazón de algunos hombres y esta desesperada llamada de auxilio de algunas mujeres.
Felicidades por tu escritura, contundente y bella a la vez.
Mi voto vuela hacia Argentina.
Gracias Guillermo! Es así, tal cual… ni las leyes ni la educación son suficientes y los silencios predominan. Un saludo!!
Muy bueno tu micro Rosario, por desgracia una escena más habitual de lo que nos gustaría, y por desgracia también ese final tan realista.
Mi voto y un abrazo.
Gracias Ana María! sí, es así, tan habitual que acostumbra… Abrazo y gracias por tu voto y tu comentario!
Jo, qué bien lo cuentas.
Mi aplauso, Rosario
Gracias Margarita! saludos!