La señora de los ojos vendados
Santiago Ezequiel Dragani ZarracanLa señora de los ojos vendados entró al consultorio a paso firme y sin acompañante, depositando sobre el escritorio un bolso de visible peso, que emitió un irritante sonido metálico.
Al retirar la venda, el oftalmólogo notó la presencia de un extraño tejido que unía los párpados a los pómulos.
– ¿De verdad ha tenido los ojos vendados toda su vida? Esto representa un grave riesgo para su visión- Advirtió.
Realizó una incisión, intentando preservar un vestigio de pestaña.
Los ojos se abrieron y comenzaron a girar en todas direcciones.
– Nistagmus disociado- dictaminó el médico.
Luego de algunas pruebas, el profesional explicó que era tarde. Presentaba un severo caso de ambliopía, la función visual no se había desarrollado y la ceguera era definitiva.
La señora sintió, por primera vez, como brotaban lágrimas de sus ojos y salió corriendo.
Olvidó su bolso. En él había una espada y una balanza.
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Enhorabuena por tu micro, Santiago. La Justicia ciega ya había salido antes en otras historias, pero en ninguna intentaba recuperar la vista. Una pena que no lo haya conseguido, pobre.
Mi voto y un beso.
Muchas Gracias Ana Maria!
Muy original tu historia con una «visión» por así decirlo diferente a otras historias con la justicia como protagonista. En esta quiere dejar de ser ciega, para a lo mejor intentar desempeñar mejor su papel. Muy interesante apuesta. Mi voto y suerte.
Muchas gracias Juan Manuel. Como bien dijiste, esta mujer quiere ver.
Pero a veces nos sacamos la venda demasiado tarde.
Saludos