PULGARCITO
MANUEL MONEDERO GUTIERREZLaura creció muñendo vacas y esquilando ovejas. Nadie le preguntó, ni tampoco rechistaba. Así lo hicieron sus padres, sus abuelos, sus tatarabuelos… y ella debía preservar el negocio.
En su pueblo, Don Eustaquio monopolizaba el tejido empresarial. Sus fábricas peleteras procuraban empleo a toda la población. Reducía así el riesgo de denuncia sobre los visibles vertidos que dejaban las aguas del río impracticables, también para los animales de la granja.
Por las noches, Laura leía cuentos a Lucas, su hermano pequeño. Tras dejarle dormido, relevaba la literatura infantil por su pasión; las novelas sobre abogados. Con el paso del tiempo, renovó la ficción por leyes y manuales jurídicos que devoraba a la luz de un candil.
Hoy Laura cumple cincuenta años y estrena su toga. Juicio medioambiental contra Don Eustaquio. Entre decretos y apuntes tropieza con el maltrecho cuento de Pulgarcito. Lo abre y sonríe al leer: “¡Suerte, hermanita!”.
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En la vida, y en la literatura, al final todo encaja. Enhorabuena Manuel.
Gracias Sergio. Un abrazo
Miguita a miguita se va haciendo el camino. Tu protagonista lo sabe bien, ella partió de un ambiente con poca predisposición al oficio que acabó por adoptar. En ningún lugar está escrito que un/a abogado/a no pueda comenzar a ejercer a una edad madura. Habrá quien diga que carece experiencia, pero también es cierto que conoce su primer caso mejor que nadie. Además, con esos ánimos de su hermano, no puede perder.
Un abrazo y suerte, Manuel, con este relato tan bien emparentado con un cuento.
Gracias Angel por tus cálidos comentariios. Un abrazo
Tierna y bien narrada historia, Manuel. Mi voto para ese hermano Lucas que se anticipa al futuro de su hermana. Suerte.
Gracias Eva, suerte para ti también.
Tierno relato, Manuel. Me ha gustado mucho.
Te deseo mucha suerte.
Ahí va mi voto y un fuerte abrazo.
Muchas gracias Ana. Un abrazo
Entrañable, la fe del pequeño en su hermana.
Suerte y mi voto Manuel.
Gracias Ana, un abrazo y suerte para ti también.
Yo soy abogado porque me apasionaban las películas sobre juicios y aquel “Doce hombres sin piedad” de Estudio 1. Tu micro me ha recordado una vocación que estoy perdiendo, Manuel.
Mi voto.
Muchas gracias tocayo. Un abrazo y suerte.