Imagen de perfilMI ABOGADO LO TUVO FÁCIL

Luis Pérez Ortiz · Ortigosa del Monte 

Al principio de la reforma el constructor trajo una cuadrilla de virtuosos.
—Categoría especial, «manitas» —dijo.
Después el personal fue cambiando. Y empeorando. Para finalizar vinieron unos «manazas», y con ellos la barbarie. Si hacían algo (aparte de mirar la tele pies en alto y llenarlo todo de botes de cerveza y colillas) era chapuza desastrosa. Y lentísima.
Que corriera el tiempo. ¿Discutir con gente curtida, lista a gritar, fintar y salir ganando? Que corriera, y que rebasara el plazo.
En el Laboratorio probamos en secreto una «tinta inteligente»: moderna tinta simpática.
El día fijado en la cláusula de indemnización por incumplimiento del plazo, aparecieron algunos ceros en la cantidad consignada en original y copias del contrato, ya firmados.
Un retoque indetectable; también para el juez que, sin que mi abogado debiera apenas argumentar, ordenó pago inmediato.
Con ese extra rehice el salón.

 

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