ALEGATO VITAL
Amparo Martínez Alonso“No hay enemigo pequeño… ¡Al enemigo, ni agua!”, le prevenía su padre cuando Ángela decía que una asignatura era pan comido, o cuando en el bufete algún caso parecía ganado de antemano. Por eso, ahora que litigar contra su peor enemigo se está convirtiendo en verdadera tortura, Ángela lamenta haber desoído aquellos consejos paternos.
Ángela maquilla vómitos, retoca ojeras, difumina rictus y dibuja sonrisas postizas. Transformada, lleva a sus hijos al colegio; luego acude al bufete a defender los derechos de sus clientes. Pero ante el espejo, a cara lavada, ensaya una explicación que le evite declarar el “mea culpa” por haber subestimado a un enemigo de doce milímetros de diámetro; un engaño piadoso, lleno de ternura; un canto a la vida, que hable de felicidad, de trabajo vocacional, de una familia maravillosa; un alegato final que reconforte al hombre que otro cáncer de mama convirtió en viudo: su padre.
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Se encoge el alma, Amparo. Qué bien lo has contado.
Mucha suerte y un abrazo.
Muchas gracias, Margarita.
Tu propuesta ha conseguido hacerme «sufrir» por tu protagonista. :)
Un abrazo.
Maravilloso, pone el vello de punta. Cuanta fuerza hay en ese alegato. Suerte.
Muchas gracias por tus palabras, javax!!!
Me alegra que el relato te haya «llegado».
Un abrazooo.
Amparo… tu historia esconde una realidad tristemente cotidiana y la has ido destapando con pericia y maestría hasta el apoteósico final… sin que pierda un ápice de interés, al contrario, va ganando en intensidad, porque se intuye que hay algo más tras tus escogidas palabras.
Un precioso alegato vital… lo secundo, sí señora!!!
Me ha encantado!!
Muchísima suerte y un voto envuelto en mi abrazo!!!
Marta
Hola, Marta!!
Muchas gracias por tu comentario.
Cómo me alegro de que te haya gustado el relato!!
Aunque la realidad que cuenta no tiene nada de divertida (una tragedia demasiado extendida en tantas y tantas familias).
Por eso he tratado de hacer este pequeño homenaje a esas mujeres que afrontan su enfermedad con coraje (sean, o no, abogadas).
Un abrazo grande.
Ni tu vida interior, ni tus preocupaciones, ni tu salud importan. «Maquillas vómitos y te subes al estrado o te bajas al calabozo. es tu tarea. Felicidades por ese relato tan duro y tan delicioso. Muy muy bueno.
Gratamente sorprendida (y agradecida) por tus palabras, litispendiente.
Muchas, muchas gracias!!!
Un abrazoooo
Triste, pero muy bien escrito.
Te felicito Amparo
Muchas graciassss, María Dolores!!!
…por comentar y votar.
Un abrazo!!
Amparo, de nuevo volvemos a coincidir.
Tu relato llega muy hondo y es realmente como titulas un alegato vital.
Muy bueno.
Un beso y mucha suerte.
Hola, Amparo.
No hay enemigo pequeño, me encanta, incluso como eslogan de concienciación.
Una historia que se repite en tu micro y, lo que es peor, en la vida real.
Besos veraniegos y suertísima.
Gracias, Tow.
Imagino que estás de vacaciones, porque si no, tu micro estaría aquí.
Un besazooo