Comienzos
ADRIÁN TORRES REVILLAAquella gélida mañana se levantó temprano, más de lo habitual, comió algo, se afeitó y, rápidamente, se aplicó su loción justo antes de enfundarse la camisa nueva, había llegado el día.
Al montarse en el autobús, tomó asiento en la parte trasera, necesitaba concentración; sin demora, sacó del maletín varios documentos, cuyo contenido era ciertamente escalofriante, y comenzó a revisarlos uno por uno: ‘‘Por lo expuesto, en nombre del Rey…’’.
‘‘¡Próxima parada Avenida Reyes Católicos 51!’’. Alzó la vista, acopió apresuradamente sus papeles y cogió con cuidado la bolsa en la que atesoraba su impoluta toga negra.
‘‘Juzgado de lo Penal Número 1 de Burgos’’, miró su reloj, las 9:57 horas, llegó el momento, las piernas temblaban, la boca completamente seca, los latidos del corazón no dejaban siquiera articular palabra… Aún con todo, sabía que aquella angustiosa sensación era la que realmente le haría disfrutar de su verdadera vocación.
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Gracias, Adrián, por recordarnos la primera vez, antes de ejercer habitualmente la profesión, pues, como escribió León Felipe, “no sabiendo los oficios, los haremos con respeto”, “para que nunca digamos como el sacristan los rezos, ni como el cómico viejo digamos los versos”.
Suerte.
“Recemos”, quise escribir.
¡Muchas gracias Manuel!
Me gustan los relatos de los comienzos. Sólo destacar una frase : «Aún con todo, sabía que aquella angustiosa sensación era la que realmente le haría disfrutar de su verdadera vocación». Lo has clavado, colega, lo has clavado. Es una sensación que sigo teniendo a diario, por insignificante que sea la vista. Llamalo masoquismo, llamalo equis; pero es vocación . Un voto.
Y que sigamos disfrutando siempre de nuestra vocación…¡Muchas gracias!
Esos comienzos que tan bien has narrado, creo que son los mismos que todos hemos tenido en nuestros trabajos. Yo, declaro, que continúo sufriendo de temblores en la voz e incluso taquicardias… que me hacen sentir viva.
Me ha gustado.
Mi voto y mis felicitaciones, Adrián.
¡Muchas gracias!