Amor a primera vista
María Carmen Caamaño LópezSu señoría tenía una elegancia natural. Entró en la sala flotando como una geisha y bajo la toga asomaron sus piececitos, envueltos en unas sandalias iguales que las de Cenicienta.
Me reprochó mis escarceos delincuenciales con excesiva energía. Se notaba que me había cogido cariño. Ya iba siendo hora. Me había costado varios arrestos, noches en comisaría y algún juicio rápido, pero yo sabía que lo nuestro merecía la pena. Fingió que se enfadaba cuando le dije que no me dejaba alternativa y que todo iría mejor si dejara de rechazarme. Estallaron algunas risas. Mi abogado puso los ojos en blanco y ella venga a dar mazazos y a pedir orden. Qué mujer. “No asequible”. “Fuera de mis posibilidades”. Eso decían todos. Qué sabrán.
Al final me cayeron tres meses. El tiempo justo para renovar mis fuerzas y volver a intentarlo. Si es que está a punto. Se le nota.
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A tu protagonista no se le puede negar que tiene las cosas claras, además de tesón. Por aquello de «el roce hace el cariño» piensa que delinquiendo logrará que esta juez acabe por corresponderle. Su problema, aunque tal vez también su ilusión, es que vive en una dimensión paralela, en la que solo él aprecia ciertas actitudes que en realidad no suceden, pero esa es su ilusión. Quién sabe, tal vez sea más feliz que el resto. Seguro que no quiere ni escuchar nada diferente a lo que siente o quiere sentir, difícil papelón el de su abogado.
Un relato que demuestra que el amor es ciego, más aún: ciega.
Un saludo y suerte, María Carmen
Sin duda el mantra de tu protagonista debía ser ese que dice «el que la sigue la consigue» o quizás el de «la esperanza es lo último que se pierde», quién sabe, quizás su abogado, antes de iniciar la siguiente vista, debería explicarle eso de que no hay más ciego que el que no quiere ver.
Un relato muy original. Enhorabuena, Mari Carmen. Suerte y mi voto.
Jajaja, qué bueno! Me imagino el juicio y es para colgarlo en YouTube. Mucha suerte con tu historia, Carmen. Un abrazo.
Ja, ja, ja, me parece que a este pobre le queda mucha trena.
Muy simpática la historia (para los que la leemos, claro, los protagonistas no se reirán tanto).
Mucha suerte, María Carmen
Me gusta mucho cómo utilizas las palabras obligatorias. Un relato original y tierno. ¡Mucha suerte!
¡Que bueno! Me parecía estar viendo una comedia romántica.
Gracias por hacerme sonreir.
Claro que sí, que son unos meses de cárcel a cambio del amor verdadero. Perseverancia y aplomo, y lo demás no importa. Brillante y divertido relato. Enhorabuena y mi voto. Un saludo
Empatizo con tu protagonista, yo también soy de las del erre que erre. Suerte para él con su jueza y para ti con tu micro. Besos y mi voto.
Así es el amor verdadero, ¿no?: el enamorado actúa contra el más elemental sentido común, aunque con la más conmovedora ilusión, solo para poder estar cerca de su amada. Consigues que nos caigan bien los dos.
Saludos (y voto), María Carmen.