Cerrado por vacaciones
ELENA BETHENCOURTNo hay alternativa. De todos los recovecos del mundo salen con energía. Son millones de millones. Es como una revelación, un momento de epifanía. Sienten una necesidad imperiosa de renovar sus almas, un impulso natural de dejar lo que están haciendo y andar en fila.
No llevan abogado, pero presienten que aún así se hará justicia. Es un largo camino hasta el destino. No acarrean provisiones, no importa, a lo largo de los miles de kilómetros encuentran refrigerios y viandas a precios asequibles para los vivos. Los otros no necesitan nada aparte de un poco de aire fresco.
En pleno verano llegan exhaustos. Llaman, nadie les abre. Aporrean la puerta. Comienzan las protestas, pero es agosto y no se celebra ningún juicio por muy Final que sea.
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Inauguro tu casillero con este voto inicial para tan magnifica historia sobre un juicio final. Enhorabuena y suerte. Un abrazo.
Tan original como todos tus relatos. Me encanta.
Cualquier actividad vital, incluso también mortal, parece que haya de estar siempre medida, establecida y programada. Existen las urgencias de los hospitales, pero en caso de enfermar es mejor que suceda de lunes a jueves y no en fin de semana, o en plena Nochevieja, por ejemplo. Lo que escapa a la organización que nos hemos dado nos descoloca.
Es lógico que estas almas que esperan ser juzgadas hayan de esperar a septiembre, como también resulta comprensible su contrariedad, aunque, si lo miran bien, precisamente ellos, más que nadie, pueden permitirse esperar, tienen todo el tiempo del mundo, una eternidad.
Qué buen juicio demuestras en tus historias, Elena.
Un abrazo y suerte.
La próxima vez que me vaya a morir lo haré en agosto .Extraordinario relato. Enhorabuena
Una historia muy original. Me ha encantado.
Un saludo y mi voto.