MAL INVENTO
Margarita del BrezoFue al ver los desechos de la industria que hay cerca de casa. Me quedé mirándolos embobado y ya no pude pensar en otra cosa. Sería algo nuevo, lo nunca visto, y Ella se fijaría al fin en mí. La adaptación fue harto laboriosa y tuve que robarle horas al sueño e invertir hasta el último centavo de mis escasos ahorros de pasante, pero lo conseguí. Había creado el primer juez cibernético de la historia.
Hoy se estrena en el juzgado con un caso de producción fraudulenta de billetes de 300 €. Va todo sobre ruedas. Se muestra firme, no le tiembla ni un cable, y su velocidad de respuesta supera con creces los 4 GHZ. Sin embargo, observo con preocupación que los ojos le hacen chiribitas cada vez que Ella toma la palabra en la sala. En cuanto llegue a casa le voy a apretar unos cuantos tornillos.
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Jajaja, que bueno Margarita.
Mi voto para tu juez cibernético.
Para tí, mucha suerte y un beso.
Me parece a mí que voy a necesitar más que suerte para enderezar este mal invento :-)
Me encanta que te rías.
Mil gracias y un beso.
¡Me encanta ese juez cibernético tan humano! A veces pienso que el futuro será así.
Saludos y mi voto.
Hacia allá vamos, tiene toda la pinta, aunque tendremos que mejorar mucho todavía (en todos los aspectos).
Muchas gracias, Rosalía.
Un saludo
Ya he visto algún que otro juez y abogado de metal por esta página, pero este se lleva la palma. Y, si nos descuidamos, también a la chica, jejeje.
Enhorabuena por un micro tan bien llevado y con un final tan divertido, Margarita.
Besos y mi voto.
Tanto mencionarlos, al final habitarán entre nosotros (esperemos que no en nuestro lugar) y se llevarán la palma, pero a la chica… Sí, me temo que a la chica también como no espabile. Espero que le guste el sentido del humor, los jueces de metal lo tienen fundido, a ver si por ahí…
Un montón de gracias por tu lectura y tu comentario, Ana María.
Besos
Un juez cibernético podría ser más justo que algunos jueces de carne y hueso pero carentes igualmente de alma. Este, además, nos ha salido enamoradizo.
Ahora mismo estoy leyendo “Klara y el sol” (“Klara and the Sun”) y estoy muy sensibilizado hacia la inteligencia artificial. Te recomiendo esta novela del gran Ishiguro. Siendo británico, ha situado la acción en Estados Unidos y hace hablar y pensar a los personajes (humanos o cibernéticos) americanos (también los hay ingleses) como tales.
Mi voto y mi deseo de que tengas mucha, y buena, suerte, Margarita.
Un beso.
¡Compartimos libro de cabecera, Manuel! De sus páginas salió la idea del juez cibernético. Y poco más porque ya me gustaría a mí conseguir un personaje como Klara, o Rick o la jovencita Josie.
Quizá algún día consiga historias que enamoren y arranquen chiribitas en los ojos al lector.
Todavía no te he leído, te tengo pendiente en mi lista de «cosasquehacerparadisfrutar». Ya te contaré.
Un beso
Si es que todos los «cibernéticos» somos iguales y nos hacen chiribitas los ojos demasiadas veces, lo reconozco. Es más, a mí ya me han apretado los cables y los tornillos en alguna ocasión. Y me han bajado la velocidad a solo 2 GHZ. En fin, culpable seré…
Felicidades por tu relato Margarita. ¡Eres buena!
Es que todavía tenemos que mejorar la técnica, que mucho avance, mucho avance, pero se nos cruzan los cables y nos sobran rutinas y nos falta potencia y capacidad de memoria para no repetir los errores. En fin, tú sigue recargando baterías que todo se andará. O se inventará. O lo que sea menester.
¡Gracias, Guillermo!
Jajaja entiendo que lo de apretar tornillos lo dices en sentido mecánico…. O también en el figurado. En cualquier caso a las maquinas hay que amarrar las en corto. Mi voto tardío. Felicidades
Interprétalo como prefieras, Santiago, que seguro que aciertas. El pasante está algo cabreado y nada bueno puede salir de ahí. Igual es a él a quien hay que hacerle algún arreglo.
Lo mejor es tu carcajada. ¡Gracias!
Ingenioso y original, Margarita. Aunque no sé si el invento le va a servir al pobre pasante para conseguir sus objetivos. Magnífico relato.
Un abrazo.
Me temo que se ha pasado de rosca. Más le valdría practicar habilidades sociales, ya no están tan de moda, pero siguen haciendo mucha falta.
¡Gracias, María!
Un abrazo
Un robot enamorado abre un sinfín de posibilidades. Y lo de la justicia impartida por robots es cuestión de tiempo. Pedazo de relato, Margarita, me encanta. Mi voto, mi enhorabuena, y un abrazo
Los robots serán más pronto que tarde habituales en nuestras casas. La pena es que yo he nacido demasiado pronto para verlo. Confío en que los programemos bien no vaya a ser que nos ajusticien a todos.
Muchas gracias, Nicolás.
Un abrazo