XIII Concurso de Microrrelatos sobre Abogados
Ganador del Mes
Ficciones, las justas
Marta Trutxuelo GarcíaTranscurridas nueve semanas y media de actividad en el nuevo edificio, sus inquilinos han pasado por nuestro bufete, disputándose, cual casting, la mejor demanda: el dueño de "Quo vadis?" reclama compensación por ausencia de matriculación en su academia, arguyendo que el inglés no es una lengua muerta. Asimismo, la agencia de contactos-viajes "Encuentros en la tercera fase" y la funeraria "Cuatro bodas y un funeral" se quejan de la confusión creada entre su clientela... Mi bufete representa legalmente al dueño del inmueble, Aeternum Cinema, que decidió invertir en otras industrias arrendando el edificio para diversas producciones, utilizando títulos de películas. Estas adaptaciones no han sido bien acogidas; nuestro propio bufete se sumaría al torrente de demandas si no estuviéramos obligados hacia el dueño por la ley del silencio, si recuperáramos juicio y sentido perdidos en nuestro despacho del sexto piso, donde un niño angustiado sigue susurrando: "En ocasiones... veo abogados".
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El más votado por la comunidad
CHARLIE
PILAR ALEJOS MARTINEZMe sorprendió que aquel cliente tan excéntrico del bufete acudiera personalmente a la cita. Durante años, todas las gestiones las había realizado con sus intermediarios mientras él mantenía cierto halo de misterio. Era el propietario de una industria alimentaria con una producción de excelente calidad. Cuando me estrechó la mano, sentí una sensación agradable. Aunque su aspecto era un tanto estrafalario, desprendía un aroma dulce y envolvente que me resultaba muy familiar. Me explicó que hacía mucho que buscaba a alguien nuevo y leal a quién dejar su legado, que estuviera dispuesto a invertir todo su tiempo en su formación y adaptación a las peculiaridades tan especiales de su negocio. Supe que yo era el elegido cuando vi reflejados en sus ojos mis sueños de niño. Acepté su ofrecimiento con un apretón de manos y dejé de ser abogado para seguir la estela de chocolate que me dejó Willy Wonka.
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Relatos seleccionados
Nunca le interesó la ecología y detestaba tener que reciclar. Y allí estaba, su primer día de trabajo en un proyecto sobre economía circular. Las empresas debían cambiar su modelo de producción y la forma de invertir, un proceso de adaptación costoso del que la industria del papel era pionera. Se preguntaba si tenía sentido que él trabajara allí, pero ya era tarde para eso. Todo había ocurrido muy rápido: la muerte de María, su esposa, los cambios en el bufete en que trabajaba desde hace 20 años, cada vez más alejado de sus clientes, y aquel anuncio del que su amigo le habló, le llevaron a empezar de nuevo. Pronto descubrió que los principios que inculcaba iban calando en él, que podían ayudarle a reconvertirse en algo parecido a lo que un día quiso ser, simplemente utilizando sus propios recursos, tan olvidados…. Lástima que María no estuviera para verlo.
0 VotosSiempre necesitó de un período de adaptación más largo que el resto de la gente, de modo que, a pesar de que aquel día cumplía dos años trabajando para la fábrica, para sus compañeros, seguía siendo el nuevo.
Jamás se había sentido parte de un grupo, además, sus compañeros le toleraban porque no tenían más remedio, pues él era el hijo del jefe.
EL JEFE. Un tiburón que quería invertir en la producción de baterías de litio y meterse de cabeza en la industria automovilista… todo a costa de la salud del rio que surcaba a la vera de la fábrica, pues proteger el medioambiente siempre lo consideró un gasto superfluo.
Su hijo no llevaba bien esta política de empresa...
La citación del juzgado llegó cuando padre e hijo estaban juntos en el despacho. El padre abrió el sobre de manera ceremoniosa y leyó el contenido:
- Una demanda… ¡tuya!+1-¿Entonces ve factible invertir tiempo y esfuerzo en este proyecto, letrado?
-Bien es cierto que es muy ambicioso, pero a largo plazo representaría infinidad de beneficios en la producción de materia prima. El nuevo cauce que daríamos a la explotación iría en dirección a una industria limpia, sostenible, capaz de autoabastecerse por sí misma y con posibilidades de adaptación a cualquiera de sus entornos por parte de sus habitantes. Por tanto, yo apostaría por su inmediata ejecución.
Entonces, de buena fe, al primer día Dios creó los cielos y la tierra.+3Cansada de invertir mi tiempo en la redacción de querellas me compré el nuevo Robot Abogado. Su producción y rendimiento han sido espectaculares. En solo unos meses ha ganado pleitos contra la industria farmacéutica, ayuntamientos y promotoras.
Han salido paquetes de extras y he elegido uno que permite la adaptación del robot a la vida familiar. Ahora cocina, lava y plancha. Cada día descubro más funciones.
Anoche me despertaron sus manos mientras dormía. Hoy no voy a trabajar.+5Fue al ver los desechos de la industria que hay cerca de casa. Me quedé mirándolos embobado y ya no pude pensar en otra cosa. Sería algo nuevo, lo nunca visto, y Ella se fijaría al fin en mí. La adaptación fue harto laboriosa y tuve que robarle horas al sueño e invertir hasta el último centavo de mis escasos ahorros de pasante, pero lo conseguí. Había creado el primer juez cibernético de la historia.
Hoy se estrena en el juzgado con un caso de producción fraudulenta de billetes de 300 €. Va todo sobre ruedas. Se muestra firme, no le tiembla ni un cable, y su velocidad de respuesta supera con creces los 4 GHZ. Sin embargo, observo con preocupación que los ojos le hacen chiribitas cada vez que Ella toma la palabra en la sala. En cuanto llegue a casa le voy a apretar unos cuantos tornillos.+10Cambiar de cole requiere un período de adaptación. Hay que invertir nuestra mejor voluntad para encajar. Eso me dice mamá mientras me acompaña a mi primer día de clase. He escuchado esto muchas veces ya. Nos hemos cambiado de ciudad por lo menos en diez ocasiones.
La industria cinematográfica es así, cariño, dice cada vez que tenemos que meter todo en cajas. Hay que ir a dónde haya trabajo. Y me han prometido contratarme para una gran producción.
Antes me lo creía, pero lo cierto es que mamá nunca sale en ninguna peli. Pero cada vez que el abogado que consiguió que encerraran a papá aparece en casa muy temprano, ella le invita a un café y se encierran en la cocina. Luego, ella llora en el baño, me dice que es hora de cambiar de aires y que está segura de que en el nuevo colegio me irá genial.+7Reconciliación
Mª Isabel Huerta Tórtola · ValenciaHabía pasado la noche entre el sueño y la vigilia. Los rumores, finalmente, se habían confirmado el día anterior: el gobierno había autorizado la creación de una nueva industria minera en las inmediaciones.
Nada nuevo en la retórica. Había que invertir en la zona..., con el aumento de la producción mineral, ganamos todos... Un dejá vu, adaptación de un escenario antiguo y familiar.
En su juventud había construido una pequeña urbanización en una cañada, ignorando el curso natural del agua de lluvia y del deshielo. Razones: estar a la altura del ambicioso padre, y arrogancia juvenil. Resultado: inundaciones ocasionales.
Dada su edad, bien podría ser el último acto de contrición, de reconciliación consigo mismo por el daño antiguo. Llamó a su abogado. "No podemos parar el progreso pero podemos minimizar los daños; prepara el caso, las alegaciones". Colgó. Por su leve sonrisa se adivinaba que era algo más feliz.0 VotosCuarenta años atrás mi padre había empezado en un cuchitril a las afueras. Cuarenta años después el despacho que había heredado de mi padre estaba en pleno distrito financiero, donde la pujante industria de la decoración exclusivista había decidido invertir en la producción en serie de asépticos espacios domotizados y frías oficinas como quirófanos en su estética posmoderna de tanatorio, con cuadros abstractos y feos sin arriba ni abajo, todo con la insana intención de aturullar y empequeñecer al cliente medio. Yo sin embargo, siguiendo la estela de mi padre y queriendo honrar la memoria kitsch de su desarrollista estilo, en un alarde clarividente de adaptación a los nuevos tiempos, hacía pasar a mi cliente a un espacio de recogimiento donde de nuevo se sintiera como en casa, acogido por la magia doméstica de cuadros con escenas de caza y batallas navales e hipnotizado por el discreto encanto del gotelé.
+3Dice que han transcurrido más de seis años desde la última vez que nos vimos, en este mismo despacho. En aquel momento me pedía asesoramiento legal, que finalmente obvió e ingresó en prisión. La cárcel, explica, es como una gran industria del error, una factoría de producción a gran escala de delincuentes recalcitrantes: conviven demasiados maleantes deseosos de pavonearse de sus maldades ante muchas almas débiles que acaban mutando en peores personas de lo que eran al entrar. A él, sin embargo, el encierro le sirvió para evidenciar su equivocación. Decidió que tenía que salir de allá siendo un hombre nuevo y empezó a invertir sus muchas horas libres en estudiar Derecho. Acabó la carrera hace un mes, pero se ha tomado unos días de adaptación a la vida en libertad antes de presentarse hoy aquí para pedirme trabajo.
+3Les dijeron que esa industria ya no generaba beneficios, que había que invertir demasiado para aumentar la producción, que el recorte salarial era parte de un proceso de adaptación para conservar sus puestos de trabajo.
A pesar de todo, la fábrica cerró de un día para otro y deslocalizó su actividad en un país de salarios aún más miserables.
Después, el dinero de las indemnizaciones fue menguando y la desesperanza se instaló como un nuevo habitante del pueblo.
Tan solo era cuestión de tiempo que saltaran la valla y pusieran las máquinas a funcionar.
Ahora, la fábrica es rentable y los cabecillas se sientan en el banquillo, acusados de usurpación.
Me levanto y miro al juez a los ojos. Para defenderlos tengo de mi parte la justicia natural, y la absoluta convicción de que legalidad y justicia no siempre van de la mano.+4Digitalizarse o morir.
Alejandro Díaz Furió · Valencia(En un futuro cercano).
Hace unos años, la industria audiovisual decidió invertir todos sus medios en inteligencia artificial. Su objetivo: recrear digitalmente a cualquier actor de cine o tv, de cualquier época. Y lo consiguió. Surgió un nuevo ente protagonizado por actores clásicos, modernos, o imaginarios. Digitalizando sus físicos, sus voces y sus expresiones faciales, eliminaron cualquier diferencia entre un actor real y su doble virtual; con la ventaja de que este último no se cansaba ...y no cobraba. Los actores de carne y hueso no tuvieron la posibilidad de una posible adaptación. Perdieron su trabajo.
Las plataformas multiplicaron la producción y sus beneficios, pero recibieron numerosas demandas judiciales. De nada sirvió. El Sindicato de Actores Reales fracasó y poco después ...desapareció.
Era solo el principio.
Un nuevo colectivo humano sería digitalizado: los abogados.+4Nos presentamos a la selección de profesionales con expedientes extraordinarios. Fuimos elegidos. Dos de cada profesión para poblar el nuevo planeta.
La tecnología allí era tan futurista que asustaba. La industria de la automoción había dado un salto tremendo, sólo había bicis y patinetes voladores. Nuestra adaptación fue rápida y sencilla. Lo peor, el idioma, eran de pocas palabras. Aprendieron bastante de los errores terrícolas y determinado tipo de producción estaba prohibida.
Sin embargo, echábamos de menos a nuestros familiares, tomarnos algo con los compañeros al salir del trabajo, la cháchara en general, los bares en particular. Decidimos invertir nuestros ahorros para viajar a la Tierra y que nuestro hijo conociese a sus abuelos.
No puedo decir lo que más nos desconcertó, si la autodestrucción de la nave espacial nada más poner los pies en el planeta azul o las incipientes antenitas que le están saliendo a nuestro hijo.+4El tiempo llegaba tarde a su funeral. La industria del videojuego lo había matado antes. Tras mucho invertir y esforzarse, un equipo de creativos dirigido por astrofísicos e ingenieros aeronáuticos, que habían sido expulsados de la NASA después de que sus servicios fueran reportados innecesarios para la adaptación del Ser Humano a la vida en Marte, había logrado crear un universo paralelo, situado en el ciberespacio, donde el tiempo no existía. La intención inicial había sido perfeccionar un videojuego de rol de mundo abierto, pero como declaró el CEO de la empresa: la producción se descontroló un poco. Este nuevo mundo, se había registrado bajo la marca ETERNET. Muchos críticos cuestionaron la utilidad de operar fuera del mundo real. Extrañamente, los receptores más entusiastas han sido el Ministerio de Justicia y los profesionales del Derecho, que al fin disfrutan de la herramienta soñada, con la que los plazos no importan.
+3Mi cliente había decidido invertir en criptomonedas, un nuevo concepto de dinero con el que, afirmaba, se iba a forrar. Abandonó sin titubeos la boyante industria de producción de vinos heredada de su padre e inició un proceso de adaptación a las nuevas tecnologías para saber manejarse por el mundo virtual. Todo iba bien, hasta que descubrió que el churrocoin no era nada, solo un invento de cuatro estafadores que saqueaban sin piedad a un montón de gente tan ilusionada como incauta. Ahora me llama diez veces al día con voz llorosa, me recuerda que lo ha perdido todo y me ruega que acelere el proceso para recuperar su capital. Y yo, mientras preparo la querella, tras comprobar que ni del churrocoin ni de sus espabilados creadores ha quedado rastro en ningún servidor, solo puedo decir que Dios reparta suerte.
+4El juicio quedó visto para sentencia. Tratábamos de retrasar la entrada de robots inteligentes en la industria y pedíamos un proceso de adaptación para este nuevo método de producción tan deshumanizado y brutal. El juez se mostró inflexible a nuestras alegaciones durante todo el proceso. Incluso presentamos estudios, realizados por el propio creador de estas máquinas, sobre las devastadoras consecuencias sociales y ecológicas que conllevaría el invertir en el uso indiscriminado de éstas. Pero el juez los rechazó argumentando que eran los delirios de un chiflado y ordenó que lo internaran en un psiquiátrico. Hoy he visitado al inventor para contarle cómo vamos. Lo he encontrado muy pesimista con el posible resultado, así que me he atrevido a hacerle una pregunta que me ronda por la cabeza hace tiempo.
—¿Por qué ha peleado tanto por desprestigiar su propio invento?
—No sé, quizás porque mi primera creación es hoy nuestro juez.+2Mi hermano es idéntico a mí, pero sólo en el físico. Mientras él defiende a particulares sin dinero, yo me decanto por grandes empresas con capacidad de adaptación a la voracidad del sistema. Las diferencias económicas entre nosotros son abismales; también, las ideológicas. En mi último pleito, conseguí que una industria química, que vertía sus desechos de producción al río, apenas tuviese que pagar una multa irrisoria. A él, sin embargo, le gusta invertir el tiempo en ayudar a familias en riesgo de exclusión social.
No obstante, una semana al año, nos reunimos los dos solos y viajamos a un nuevo lugar olvidando nuestras discrepancias. Esta vez le ha tocado al Sáhara. Por supuesto que para mí no existe el cambio climático y para mi hermano, sí. Nadie podía vaticinar que en pleno desierto lloviera torrencialmente y le cayera un rayo. Aún no sé si ha muerto él o yo.+26El ínclito catedrático emérito de la Facultad de Derecho fue convocado urgentemente por los sindicatos, la patronal y los legisladores, pues era necesaria una adaptación inmediata de las leyes laborales al nuevo panorama de la industria.
Los directivos y accionistas no habían dudado en invertir para ampliar las plantillas con la última generación de trabajadores y así adaptar la producción a los tiempos que corrían, pero el vacío legal existente amenazaba con provocar un conflicto entre ellos y las “personas no humanas” incorporadas a la totalidad de las empresas.
Los representantes del llamado “personal de inteligencia artificial” ya lo habían advertido: si la situación no se solucionaba prontamente, y se reconocían oficialmente sus derechos, se produciría la primera huelga general de obreros autómatas.
Y de esta manera se creó la conocida como Cuarta Ley de Asimov, que reza: “Los robots nunca serán esclavos de los humanos”.
+3La producción de la industrial textil se paralizaba hasta conocer su nuevo catálogo primavera-verano. El Da Vinci del pret a porter le había llegado a llamar algún crítico de moda. Invertir situaciones adversas y su capacidad de adaptación siempre fueron sus mayores virtudes. Portadas, viajes, flashes y mucho glamour. Doce años hacía ya que se había visto obligado a desatornillar la placa de un despacho que sólo pudo disfrutar unos pocos meses, cuando su madre, al enviudar, le pidió ayuda para mantener el pequeño negocio familiar de costura. No le había ido mal, pero ahora, cuando la fiesta termina, en su soledad y con luz tenue, baja una vieja toga del altillo, se la pone y frente al espejo Garnett colocado sobre la cómoda, todavía se lamenta.
+5Ser el nuevo abogado de una multinacional dedicada a la producción de medicamentos supuso una adaptación de mis principios éticos. Siempre creí que la industria farmacéutica solía invertir en activos seguros. Cuando me encontré litigando contra una tribu amazónica por la patente de los principios naturales que ellos utilizaban desde tiempo inmemorial para sintetizarlos químicamente me di cuenta que algo nos estaba destruyendo por dentro. El clic en mi cerebro se produjo el día en que el chamán de la tribu declaró en el juicio y mirándome fijamente a los ojos me preguntó por qué queríamos apropiarnos de lo que la naturaleza nos daba gratis. Estábamos perdiendo nuestra conexión con la Madre Tierra. Algo en ese momento me hizo pensar en la cara de felicidad de mi hijo de siete años cuando nos perdíamos en el bosque. Retiré la demanda ante los ojos desorbitados de mis clientes.
+2- La adaptación no va a ser fácil, señoras y señores, pero les pedimos paciencia y comprensión. En estos tiempos tan duros, tenemos que invertir en nuestra propia salud ante todo.
Los miembros del jurado avanzaron en ordenada hilera para ocupar su lugar en las sillas plegables, distribuidas por los diversos parterres del jardín, y se acomodaron las mascarillas que les había cedido amablemente el Ministerio de Industria hasta que finalizara la producción de las oficiales con el logo de Justicia.
Su señoría atravesó el seto y se instaló a la sombra del emparrado. Comprobó que el fiscal se encontraba junto a las hortensias, el abogado defensor entre las azaleas, y el acusado sentado al estilo indio en el sendero de gravilla, y con un martillazo en el banco de hierro colado dio comienzo al proceso en este nuevo escenario, insólito aunque agradablemente perfumado.
+18Resopló un momento bajo la mascarilla en el umbral de su piso. Se preparaba para dar una respuesta concisa a la pregunta rutinaria de su mujer, antes del beso rápido, anhelado por su mejilla cada jornada.
El jefe había pasado por su despacho y él al principio conservó la calma. Le había vuelto a preguntar por la tarea encomendada ayer. No hubo acuerdo sobre el plazo para entregar el informe al cliente, ni consiguió eliminar de su exposición ese tonillo que tantos problemas le ha causado siempre. Sí intentó, aunque en vano, una explicación didáctica de los complejos cálculos de asesoría para invertir, de cara a un incremento de la producción, en un sector emergente de la industria.
Un simple proceso de adaptación a una realidad en proceso de cambio, como el que deberá emprender él mismo a partir de mañana, enfocado en la búsqueda activa de un nuevo empleo.+7Al pedante abogado de la parte contraria le gustaba remarcar su brillante formación académica cerrando cada alegato con algún aforismo latino.
La culpa de encontrarnos en los Tribunales la tenía la letra pequeña de un contrato que mi cliente, pecando de ingenuo, firmó sin pensar en las consecuencias. Él era un nombre nuevo en el panorama editorial, uno más en una industria plagada de grandes títulos que buscaba hacerse hueco y no sospechaba que otros, a su costa, querían llevarse pingües beneficios. Ahora varias cadenas quieren invertir en una producción con la adaptación del texto a la pequeña pantalla. Escribir el guión de su propia novela, que se augura como el éxito de la temporada, sería la culminación de un sueño.
Es difícil probar el engaño, pero cuando la otra parte alegue "pacta sunt servanda", mi exposición dejará claro que las circunstancias, igual que los tiempos, han cambiado.+24El abogado laboralista pidió que le relatara el momento preciso en que me comunicaron el despido. El jefe de mi departamento llegó en patinete por el amplio pasillo hasta la zona de recreo donde yo le estaba esperando. Me saludó con una palmada en la espalda y me propuso jugar una partida de tenis de mesa. Durante el transcurso de la misma, explicó cómo la vieja industria había completado su proceso de adaptación a la actual organización, más «flexible y dinámica», donde lo importante no era la producción sino «invertir en talento y creatividad». Mi reclamación de aumento de sueldo, acorde al gran número de horas trabajadas, no encajaba con el «nuevo espíritu» de la empresa. Nunca pronunció la palabra «despido», sino que me «invitó» a que me tomara «un tiempo para reflexionar sobre mis prioridades y compromisos». Y eso fue todo. Además jugaba muy bien y perdí la partida.
+2Recuerdo los desayunos de los domingos. Papá presidía la mesa mientras tomábamos bizcochos glaseados con activos o mojábamos los churros en estados financieros. La industria del acero era su mundo y quería que nosotros continuáramos con la producción. Crecimos y ninguno tomó su testigo. Mi hermano, como trabajador social, se dedicó a facilitar la adaptación de inmigrantes y refugiados. Y yo, desde la abogacía, a defender el medioambiente. Poco antes de morir, nos hizo prometer que íbamos a invertir parte de nuestro tiempo en la empresa. Tan cerca y no veíamos la oportunidad. Hasta que Ghada, Mamadou, Ibrahim y otros más formaron parte de la plantilla. Son mujeres y hombres que dejaron sus países huyendo del hambre y de la guerra, en busca de un nuevo futuro.
Nosotros, después de tantos años, hemos rescatado los desayunos dominicales. Pero, en lugar de azúcar, añadimos solidaridad al café. Y sienta mucho mejor.
+18El modelo de industria había cambiado hacia un nuevo patrón en la práctica del derecho. Todo se volvió más cibernético, más wapseable y más energéticamente sostenible. La post pandemia había conformado un escenario socioeconómico que obligaba a una adaptación conceptual de la abogacía. Las denuncias a las empresas y a los organismos oficiales proliferaron como setas y los bufetes se reciclaban a los nuevos tiempos. Mayor producción no era sinónimo de mayor beneficio. Por eso cuando la directiva del bufete decidió invertir en cambiar la imagen de la sede, todos supimos que ganaríamos el pleito al inminente futuro que se hacía inquietantemente presente.
Las togas se cambiaron por batas quirúrgicas y los abogados dominadores del lenguaje de signos se volvieron más cotizados; la elocuencia antaño muy valorada hoy era un factor de riesgo y las distancias de seguridad provocaron más de una fuga de delincuentes convictos.
Letrados… nuevos tiempos.+16Antes de acabar sus estudios en España ya estaba en Yale donde, al parecer, había obtenido los títulos de Juris Doctor y Master of Laws.
Pertrechado con dichas credenciales vacuas, hablaba continuamente del tirón de producción que iban a inducir sus fragorosos diplomas, tanto en los nuevos despachos de New York y Londres como en el bufete familiar de Madrid de añoso y reconocido prestigio.
Su propuesta de gestionar las tres oficinas en red, como si fuera una sola industria, fue recibida por sus socios con recelo, abonados como estaban a los viejos postulados de solvencia, seriedad y eficacia.
Nadie pudo disuadirle de invertir enormes cantidades de dólares y euros en conexiones digitales, redes, adaptación de sistemas, bases de datos y múltiples dispositivos electrónicos.
Pero los dioses no habían apostado por el éxito programado y la aventura terminó con nuestro brioso artífice en los tribunales penales internacionales.
+7Recuerdo mi prima vista, hace algunos años, por un caso de cláusulas abusivas. Era lo que se llevaba por aquella época: cientos de demandas idénticas. Parecía una cadena de producción. Pues bien, ahí estaba yo, esperando para entrar en la sala de audiencias con la toga prestada en una mano, cuando llegó el abogado de la financiera con un traje nuevo hecho a medida, reluciente. Me miré a mí mismo, hasta mi peinado desaliñado me identificaba como becario. Al acabar la vista, se me acercó y me dijo que en esta industria la imagen vendía más que un buen argumento. La abogacía no es una industria, me dije. Cuando llegué al despacho, pensativo, mi jefe me esperaba para hablar de objetivos. Ni se molestó en llamarlos clientes, eran como simples ventas. Aquel día decidí que no quería invertir ni un minuto más ahí. A veces, la adaptación pasa por renunciar.
+32Me sorprendió que aquel cliente tan excéntrico del bufete acudiera personalmente a la cita. Durante años, todas las gestiones las había realizado con sus intermediarios mientras él mantenía cierto halo de misterio. Era el propietario de una industria alimentaria con una producción de excelente calidad. Cuando me estrechó la mano, sentí una sensación agradable. Aunque su aspecto era un tanto estrafalario, desprendía un aroma dulce y envolvente que me resultaba muy familiar. Me explicó que hacía mucho que buscaba a alguien nuevo y leal a quién dejar su legado, que estuviera dispuesto a invertir todo su tiempo en su formación y adaptación a las peculiaridades tan especiales de su negocio. Supe que yo era el elegido cuando vi reflejados en sus ojos mis sueños de niño. Acepté su ofrecimiento con un apretón de manos y dejé de ser abogado para seguir la estela de chocolate que me dejó Willy Wonka.
+86No suena original, lo sé, pero es la verdad: mi profesión se debe a Atticus Finch. Desde que vi en la gran pantalla la adaptación de la novela "Matar a un ruiseñor", he querido invertir todo mi esfuerzo en acercarme a ese mundo. Supongo que ahí radica el enorme poder de la industria cinematográfica: crear sueños. El mío, por suerte, llegó a materializarse, y aquí estoy, por fin, ejerciendo de lo que más feliz me hace. Aún miro mi toga y no lo creo...
-¡Tú, el nuevo! ¡A ver si espabilamos!- gritó el asistente de producción.
-Oh, lo siento... -me disculpé, saliendo bruscamente de mi ensimismamiento.
Entonces, los focos se encendieron, las cámaras empezaron a grabar y una voz aulló:
-"Pasión de letrados", escena 13, toma 1... ¡Acción!
No pude evitar sonreír ante la situación... ¡Mi primer trabajo como actor de reparto! ¡Gracias, Gregory Peck, dondequiera que estés!
+2Que un magnate de la industria de la televisión llame a tu puerta queriendo invertir en tu despacho de abogados, es algo inesperado. Que lo que pretenda su equipo de producción sea comprar, al contado, tu cartera de clientes es, al menos, chocante. Que el fin de dicha transacción sea la adaptación de tus asuntos en miniseries documentales de cinco capítulos, ya es más que sorprendente. Pero lo que ya es del todo asombroso es que el propio ministro anuncie a bombo y platillo que este nuevo formato televisivo conseguirá desatascar la justicia de una vez por todas, permitiendo a la sociedad impartir justicia a través de mensajes enviados por redes sociales y llamadas telefónicas durante los debates que se llevarán a cabo tras la emisión de los capítulos. Eso sí, el veredicto final será dictaminado por un equipo de expertos de reconocido prestigio que tengan la titulación de periodismo.
+30Como abogado de la empresa más potente de la industria automovilística me enfrentaba a un duro dilema. Mi asesoramiento era crucial para determinar la viabilidad de la obsoleta planta de España. De mi dictamen sobre el coste de las demandas por despido dependería la subsistencia de la fábrica. La corporación dudaba si invertir en la elaboración de un nuevo vehículo eléctrico, realizando un costoso proceso de adaptación, o cerrar la factoría y llevar la producción a países en desarrollo, donde reducirían costes y el cuidado del medio ambiente sería irrelevante.
Con la última reforma laboral española, la decisión estaba clara. Sin embargo, tendría sobre mi conciencia arruinar la vida de tres mil familias. Bueno..., encontrarían otros trabajos y mi prima sería suculenta.
Solo comprendí mi error una vez completados los despidos, cuando me sustituyeron por un bufete indio mucho más barato y especializado en la nueva localización de la entidad.+8La industria no tiene frenos, somos la nueva ola, con producción ilimitada y ganancias millonarias. ¿Daño en la capa de ozono? Vendemos filtros solares. ¿Océano de microplástico? Te ofrecemos bikinis biodegradables. ¿Agua contaminada? Agrega a tu bebida los impolutos cubos de hielo del polo sur. ¿Que los recursos naturales son limitados? Nuestro lema es invertir en tecnología verde, es la adaptación del más fuerte. Bienvenido a la nueva era de la industria refresquera. El mundo en una gota de sabor.
El comercial en la televisión fue la gota que derramó el vaso. Yo, el abogado brillante que ganó tantos juicios en defensa de esta empresa, estoy harto de “la farsa”.
Mi vida corre peligro pero la gente lo tiene que saber.+4Año 2050. El futuro de la Unión Europea está en juego. Y quizá el del nuevo mundo, tal y como lo conocemos. La industria del automóvil se ha hecho de oro con la connivencia de los gobiernos. Invertir cien mil millones de euros en coches voladores ha permitido que seamos la primera potencia económica mundial, con una producción infinitamente superior a China y Estados Unidos. Al habla el presidente de la Comisión Europea, autómata por antonomasia:
- Por fin hemos conseguido ser líderes. Hemos de ser pragmáticos y seguir invirtiendo. Es la adaptación a los tiempos que corren.
Responde uno de los escasos opositores a su planteamiento:
- ¿Y cuál es el precio? En el 75% de los países de la Unión Europea la temperatura media ha aumentado 5 grados en los últimos diez años.
El alegato no fue suficiente. La Comisión aprueba por mayoría absoluta hipotecar el desarrollo sostenible.+73Mi sueño de ser abogada e invertir vocación y formación en proyectos humanitarios, contravenía los deseos de mi padre.
Él ya había decidido que mi lugar estaba al frente de la industria cárnica familiar.
En algún punto entre la producción y la venta de sus terneros, se hallaba mi destino como digna heredera y futura veterinaria.
Acepté, como de costumbre, sus imposiciones, confiando en que mi capacidad de adaptación me ayudaría a olvidar la llamada de la abogacía.
Pero tras el primer año de frustración personal, he decidido volver a casa y poner las cartas boca arriba.
Mi vida ha tomado un nuevo rumbo y no estoy dispuesta a renunciar a lo que verdaderamente me apasiona. Le diré a mi padre que me he matriculado en derecho y deberá aceptar mi decisión.
Lo más difícil será contarle que ahora soy vegana.+21Ella le rozó la mano y sus miradas se enredaron. Él quiso ser viento, ella quiso ser lluvia, los dos quisieron ser mar. Y eso les llevó a invertir todo cuanto tenían en la producción incansable de besos, caricias, abrazos, risas, sueños y esperanzas. Pero un mal día, sin reparar en ello, dejaron de mirarse, de hablarse, y, lo que es todavía peor, de susurrarse, y su particular industria matrimonial quebró. Y descubrieron su absoluta incapacidad para la adaptación a un nuevo modo de amanecer cada mañana.
Hoy, sentados frente a frente, asistidos por sus abogados, ponen punto y final a lo que ocupó trece años de sus vidas, y lo hacen con un convenio regulador en el que no hay espacio, ni siquiera un maldito párrafo, para hacer constar cuánto se quisieron hasta que el viento dejó de despeinarlos, la lluvia de mojarlos, y el mar de reconfortarlos.+38Un jeque, famoso por acaudalarse con industrias afines a la producción -sin escrúpulos- de energías fósiles, nos había convocado a una reunión urgente. Al parecer quería invertir en nuestro equipo. Nos dijo que no habría traspasos y que esperaba la adaptación a su proyecto en el plazo más breve posible porque conocía el potencial de la plantilla, a pesar de las derrotas últimas en disputas -que él llamó peyorativamente- “de segunda división”. Habría fichajes de renombre para reforzar la defensa y un nuevo coordinador técnico nos llevaría al liderazgo en un par de temporadas. Participaríamos en causas internacionales de cualquier índole contra los mejores equipos legales de Manchester, Londres, París… El primer objetivo sería traernos “la orejona” a casa…y automáticamente pensé en la abogada belga, famosa por sus pabellones auriculares… cuando casi la tenía visualizada ¡zas, me desperté!
Esto me pasa por dormirme leyendo prensa deportiva en vísperas de juicio.+34En pleno proceso de adaptación a los hábitos carcelarios, recibo la visita de mi esposa. La acompaña nuestro abogado y amigo, que por su gesto compungido, no parece traer buenas noticias.
-" Lo siento mucho, Juan, el juez ha decretado prisión sin fianza. Tuvo que ser un chivatazo. Esta industria es muy competitiva y no te puedes fiar de nadie. Han descubierto la doble contabilidad y embargado tus cuentas. Te aseguro que voy a invertir todas mis energías en tu defensa, pero no pinta bien."
Se muestra abatido, pesaroso, mientras mi mujer solloza lamentando nuestra ruina.
Le recuerdo que tenemos separación de bienes, así que podrá retomar de nuevo la producción y conservar su patrimonio.
Les veo alejarse por el pasillo. Él cabizbajo, y ella, la pobre, intentando animarle con palmaditas en la espalda y acariciándole la nuca. Como me hacía a mí, cuando tenía un mal día...+29La adaptación de la industria requiere invertir en un nuevo modelo de producción...
El nuevo modo de adaptación a la producción de la industria exige invertir...
La producción, y sobre todo invertir, llevará a la industria a un nuevo estado de adaptación...Empezaba a marearme y a sudar. La indecisión, mala compañera, entró al despacho y se sentó frente a mí clavándome sus estróbicos ojos.
Para un licenciado en Derecho con más de treinta años de experiencia, cientos de demandas presentadas, miles de comparecencias en juicios, escasos recursos desestimados, multitud de sentencias favorables y un reconocido don de palabra sobresaliente, no debía representar dificultad alguna enfrentarse a ese reto.
Pero allí estaba, con la inspiración en paradero desconocido, mirando a un inerte papel en blanco y sin una sola idea clara y brillante que expresar.
Desesperado grité: -¿Cómo puede un sencillo concurso de microrrelatos sobre abogados ser tan condenadamente difícil?+14Mi padre siempre se mostró más favorable a invertir en vigas para edificios que en la formación de sus propios hijos. Le apasionaba la naturaleza sólida y a la vez maleable del acero; la ausencia de alma y de voluntad. Las fórmulas y los procesos no requerían adaptación al nuevo rumbo que imponía el crecimiento de nuestros cuerpos. Tampoco besos ni abrazos. Para él, cualquier tiempo dedicado a los libros era antónimo de producción y de industria. Pero sucedió que una desafortunada explosión derribó los muros de su fábrica, doblegando los pilares y la ferralla, atrapándole entre hierros oxidados. Y fuimos mis hermanos y yo quienes acudimos en su ayuda. Juan, el ingeniero que diseñó su rescate; Ángel, el médico que alivió sus dolores; y yo, la abogada que defendió su reclamación al seguro.
+5Desde que Bolaño dejara el bufete andábamos como pollos sin cabeza, especialmente Lola, más ocupada en la industria de producción de bostezos que en invertir tiempo pasando llamadas. La adaptación a su ausencia tampoco fue fácil para Fenestrillas que empujaba decaído el carrito del correo, repartiendo correspondencia con la pesadez de un titán melancólico. Por evitar su falta, huíamos de los códigos de derecho, que acumulaban polvo sobre su puesto vacío. Cuando las disposiciones legales se te volvían callejones sin salida, Bolaño estaba ahí cerca, insuflándote su aliento, como a punto de dar un buen consejo. Embutido en su perpetuo chaleco moteado de manchas de café, respiraba más fuerte que un fumador exhausto. Bolaño de nuevo siempre a tu lado, lento, perezoso, sacando papada, mirando meditativo. Sin título académico, másteres ni cum laude. Él era el alma del despacho. Bolaño, nuestro pobre bulldog extraviado en la Gran Vía.
+10La cadena de producción no paraba de fabricar abogados y abogadas en serie. Aquella industria se había puesto en marcha con el objetivo de clonar de un modo impecable las destrezas propias de la profesión, redacción de escritos, negociación, retórica, venían ya de serie, bastaba con darle al botón y hasta la ley de enjuiciamiento civil era reproducida sin obviar ninguna coma. Ante tal éxito, el nuevo Gobierno había decidido invertir en la adaptación de los Colegios de la Abogacía para que en cada uno hubiera al menos un almacén donde guardar el excedente. Pero aquel 13 de agosto hizo un calor horrendo y pudo ser por eso o por puro azar, que aquella abogada se cayó de la cinta transportadora antes de ser empaquetada. Con la toga puesta y con la convicción de no querer ser una pieza más del sistema se escapó de allí.
+24Confieso que tomar el nuevo caso de acción popular contra una industria minera que por su producción había dejado sin agua a una comunidad indígena, no era lo más alentador del mundo. Requiere adaptación con la comunidad afectada, invertir trabajo, un montón de tiempo y el dinero justo para viáticos, ni un centavo más. Cansado de darle vueltas a ese asunto, me acosté con mi hijo a ver una película de superhéroes y me quedé dormido no más pasada la lista de productores. Me despertó la banda sonora de los títulos y el que mi hijo saltara encima mío, preguntándome:
—Papá, ¿podré ser un superhéroe cuando crezca?
Ya iba yo a contestarle con la típica frase de adultos cuando la ilusión de su mirada fue la que me dio la respuesta.
—Miguel —telefoneé a mi socio—. Tomaremos el caso del río que ha secado la multinacional minera.+3- No puedo. Tengo un vencimiento.
Con aquellas palabras, papá declinaba compromisos sociales; se excusaba por no asistir con mamá al estreno de una nueva adaptación de “Cyrano” o no ayudarme con los deberes.
Yo no entendía por qué, siendo abogado y no militar, papá andaba siempre con “vencimientos”, pero no llegaba a invertir ni un solo minuto en descifrar tamaño enigma. “Estos mayores están majaretas”, zanjaba la cuestión, emulando a Obélix.
- Podrías venirte una mañana al rodaje sobre los jueces-estrella. Es una producción magnífica -le acabo de sugerir (aunque también estudié Derecho, trabajo en la industria del cine).
- Sabes que no puedo.
- Disfrutarías un montón.
- Tengo varios vencimientos.
Ignora que las demandas y recursos que contesta e impugna no son reales. Los invento yo a diario. Tenerle ocupado ejerciendo su profesión es el perfecto antídoto contra el alzhéimer.
Mejor que los crucigramas y sudokus.+44