METAMORFOSIS
Manuel de la Peña GarridoAquella mañana, tras un sueño agitado, el juez Samsa se despertó convertido en un voluntarioso abogado.
Su mujer intuyó el cambio. Le chocó oírle disculpar el penúltimo desafío de su hija adolescente: “dale otra oportunidad, Greta; tú también fuiste rebelde”.
En el juzgado sospecharon que algo pasaba. Lita, la oficial, volvió a quejarse del servicio de citaciones. “Están saturados. Entiéndalo. No querrá que pierdan su empleo”, apaciguó Samsa. Otrora habría reaccionado sin piedad.
Antológica fue la vista del mediodía. Insólitamente, Samsa ni rechazó ninguna prueba ni reprendió a los letrados; incluso les brindó convincentes líneas de defensa: “estamos juzgando a integrantes de una población vulnerable, ¿debemos aplicar severamente normas que no consiguen erradicar las causas de la criminalidad?”. Y llegó el turno del abogado Asmas: ridiculizó sus propios alegatos, hasta suplicó condenas para sus defendidos.
Aquella mañana, según se supo luego, el abogado Asmas había amanecido metamorfoseado en implacable juez.
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Kafkiano. Y eso siempre es un piropo.
Mi voto.
Muchas gracias, David.
Bendira kafkadicción.
Genial, Manuel. Seguro que son efectos secundarios de astrazéneca.
Jajaja. No des ideas, Esteban, a los enemigos de la vacuna de Oxford (¿en las regatas apoyas a Cambridge?).
Muchas gracias.
Un abrazo.
Un homenaje muy lúcido a un conocido personaje mítico de la literatura, tan imaginativo como esta historia. El que cambiemos o no a mejor tiene mucho que ver con nuestro propia actitud. Un gesto que busca la empatía y la comprensión da lugar a otro, así sucesivamente, porque todo acaba por ser contagioso, hasta la buena voluntad y el relajamiento de la crispación. Bendito ese despertar de un sueño del juez Samsa, por agitado que fuese, que en lugar de volverse insecto, contribuyó al objetivo de la verdadera justicia.
Un abrazo y suerte, Manuel
Como dicen los ingleses, hay que ponerse en los zapatos del otro; como decimos nosotros, en su pellejo (un ejercicio mayor de empatía; además, ¿qué sucede si el otro va descalzo, no tiene zapatos?).
Siempre me encantó el comienzo del relato de Kafka; su primera frase es un auténtico microrrelato en sí misma. He intentado hacer una variación y traerla al mundo jurídico, aunque el autor tenga una obra, «El proceso», más vinculada a este mundo.
Gracias por tu apoyo, Ángel, y gracias por seguir concursando y regalándonos micros, pese a haber ganado ya un premio mensual.
Un abrazo.
Hola, Manuel.
Samsa y Asmas son las dos caras de una misma moneda, quizá por lo distintas y opuestas.
Me gusta mucho que traigas al gran Kafka hasta aquí, a tu manera especial de contar las cosas.
Suerte a final de mes.
Un abrazo de los gigantes.
Muchas gracias, María.
Ha habido muchos homenajes aquí a grandes autores de la Literatura (desde Cervantes a Roald Dahl), pero creo que faltaba el homenaje a Kafka, pese a haber escrito «El proceso».
Un abrazo no menos enorme, Towanda.
Qué buena vuelta de tuerca le das a la «Metamorfosis» de Kafka.
Un relato muy ingenioso. Te deseo mucha suerte y te doy mi voto.
Besos apretados.
Muchas gracias, Pilar, por tu elogioso comentario.
Un beso.
Enhorabuena por tu micro, Manuel. Ese juez tan implacable se transforma a golpe de martillo. Muy original. Suerte y mi voto
Muchas gracias, Santiago.
Eres muy generoso calificando de original un texto abiertamente inspirado por el de Kafka.
Un abrazo.
Mi voto para estos hombres simétricos. Suerte.
Muchas gracias, Diego.
Simétricos y antagónicos, pero metamorfoseados ambos.
Muy original tu historia. Ya, el remate hubiera sido alguna vacuna para terminar bien del todo la metamorfosis. Muy kafkiano y por tanto bueno. Enhorabuena y mi voto.
Muchas gracias, Juan Manuel.
Podría también cambiarse «tras un sueño agitado» por «tras ahber sido vacunado».
Me ha encantado la «bipolaridad» de esta historia. Más bien, de sus personajes. Todos asumimos alguna vez el papel de «poli» bueno y «poli» malo para encontrar el equilibrio. En tu caso, lo has hecho de manera realmente ingeniosa.
Muchas gracias, María.
He querido homenajear a Kafka, pero añadiendo ese contraste, esa bipolaridad, ese antagonismo -como prefiráis-.
Ayyy… esas metamorfosiiiis!!! Je, je.. muy simpático tu relato… menudo berenjenal mental tiene tu pobre Sasmas-Asmas!!!
Me ha gustado mucho, Manuel!
Espero que estés recuperado ya, porque literariamente veo que sí!!!
Un abrazo y mi otov… digo voto!!!
Marta
Muchas gracias, Marta.
Ya nunca me recuperaré del todo -¡esta edad!-, pero intentaré darle al magín, para que no se oxide.
Un abrazo.
Buena síntesis de una metamorfosis, algunos jueces y abogados la necesitarían en mas de una ocasión. Mucha suerte con tu relato kafkiano y a seguir sumando votos. Un saludo.
Muchas gracias, José Manuel.
Creo que más los jueces que los abogados deberían ponerse en los zapatos del otro -que dicen los ingleses- o en el pellejo del otro -que decimos nosotros-.
Un saludo.
Así convertido, no deberías temer que nadie te pise. ¿O sí?
Ay, la vida nos metamorfosea. Y tus relatos, también.
Jajaja. Pero es cuestión de proporciones, Margarita. Si mezclamos un poco los relatos y, por ejemplo, el juez, como Gulliver, arriba al País de los Gigantes, puede ser pisoteado.
En todo caso, tú sabes mucho de metamorfosis, cuando actúas como mariposa; y de metáforas, con tus greguerías y tus micros.
Muchas gracias, Margarita.