Quería desheredar a sus hijos
MANUEL BURGOS TOIMILTuve que asistir de oficio a un venerable y también vulnerable anciano, beneficiario de la justicia gratuita, que solicitaba orientación para desheredar a sus hijos.
La causa era que desde que lo habían ingresado en la residencia de ancianos, no lo habían ido a visitar, despreocupándose de él, sin comunicarse por teléfono…, ni una maldita carta.
Le pregunté, que siendo pobre, de qué quería despojar a sus herederos. Entonces le salió el poco orgullo que aún le quedaba y me espetó: “Del amor que les tenía como padre”.
“No quiero que se les informe sobre mi muerte, para que no organicen un fingido funeral con esquela de sus ‘desconsolados hijos’. Yo ya no tengo hijos, por lo que no tienen derecho sobre mis restos, pues me negaron su afecto cuando estaba vivo.
Y solo un loco, como yo, pudo decidir involucrarse en la defensa de sus sentimientos.
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¿Acaso existe algo más importante que los sentimientos y los afectos? Algún día, cuando esos hijos desagradecidos lleguen a ancianos, se darán cuenta de lo que dejaron de hacer, para entonces ya no habrá remedio. También es muy probable que su descendencia les pague con la misma moneda.
Más locos como este abogado debería de haber.
Un abrazo y suerte, Manuel
Lo más preciado, el cariño, aunque parece que se devalúa con el tiempo.
Lo peor de tu historia es que es real.
Mucha suerte, Manuel.
Una historia muy cruda, pero desgraciadamente nada irreal. Mi voto y enhorabuena!!
Desde mi Residencia de Mayores, ¡¡Gracias!!