LA MÁQUINA DE LA VERDAD O QUIÉN LE PONE EL CASCABEL AL GATO
MANUEL MORENO BELLOSILLOLa noticia de la invención de la máquina de la verdad definitiva, un sofisticado artefacto capaz de leer las mentes, suscitó diversidad de opiniones en la comunidad jurídica, reabriendo el rancio debate entre los que abogaban por la seguridad y los que abogaban por los derechos fundamentales. Los primeros apoyaban su implantación urgente en los juzgados para fortalecer el sistema procesal y los segundos estaban en contra pues su utilización suponía una fragrante infracción del derecho a la intimidad, derecho que precisamente era responsabilidad de las instituciones preservar.
La presentación del invento al público levantó mucha expectación. Hubo políticos, canapés, científicos, emparedados, periodistas, vinos, juristas… El dicharachero presentador del evento alzó la tela descubriendo la máquina y provocando un gran “ooooooooooooooooooooooooh” en toda la concurrencia. Pero cuando el ocurrente presentador pidió que alguien del amable público subiera a probar el infalible invento, nadie, absolutamente nadie, se ofreció voluntario.
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Un gran debate y un gran final para tu micro, Manuel, todo tan serio y correcto, y a la postre ese giro… me ha encantado y no he podido evitar soltar la carcajada. Enhorabuena!
Mi voto y un besazo.
Muchas gracias, Ana María, efectivamente dos partes bien diferenciadas. Si te ha divertido, misión cumplida.
¡Menudo invento! Y me refiero a tu relato. ¿Cómo es eso?: dices más por lo que callas que por lo que cuentas. Yo, como bien podrás suponer, solo me presento voluntaria a darte mi voto; lo que pienso, me lo callo.
Muchas gracias, Margarita, todo el mundo tiene cosas que prefiere callarse, es natural. Abrazo
Nadie se ofreció voluntario, no fuera que el artilugio fuese realmente efectivo, porque, quien más, quien menos, tiene algo que ocultar. Bien mirado, todos nos saltamos alguna norma, aunque sea en modo de falta leve. Un aparato así terminaría con juicios, magistrados, abogados, procuradores y secretarios.
Un relato tan divertido como inquietante sobre un posible futuro para el que, probablemente, sea muy difícil estar preparados.
Un abrazo y buen verano, Manuel
ASM, siempre espero expectante tu comentario: siempre amables y sabios. Muchas gracias, un abrazo y a seguir disfrutando del descanso vacacional.
Un relato ambientado en un tiempo futurista, pero nada lejano en el tiempo donde la Inteligencia Artificial dominará casi todos los ámbitos del ser humano incluido la Justicia. Mi voto por tu relato y por que esa presentación en sociedad del robot de tu historia fuese un completo fracaso o si no completo al menos parcial que diera lugar a la esperanza con un sistema híbrido. Enhorabuena y suerte!!
Muchas gracias, José Manuel, vamos a ver hacia dónde vamos. Abrazo
Quién le pone el cascabel al gato o «pasa tú primero, que a mí me da la risa». «La verdad os hará libres», pero parece que tenemos «miedo a la libertad».
Por cierto, has encontrado (quizá involuntariamente) un curioso neologismo: «fragrante» (flagrante más fragante); es decir, algo olorosa o ardientemente evidente.
Mi voto, Manuel, Hellpop.
Muchas gracias, José Manuel, vamos a ver hacia dónde vamos. Abrazo
Ay, Manuel, una errata…
Dice la RAE que “fragrante” es de uso minoritario y desaconseja emplear esta acepción, prefiriendo «flagrante».
Entonces mejor que neologismo diremos que es un arcaísmo, así todos quedamos mejor.
Gracias, por el voto.
Abrazo,
Me encanta el título de tu relato, tiene musicalidad y obliga a seguir leyendo…otra cosa es exponerse al invento…»¡¡¡la máquina de la verdad!!!»… nadie se atreve.
Enhorabuena, suerte, tienes mi voto.
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Aurora, muchas gracias por tu comentario!
Al final se penalizará el pensamiento, cada vez estamos más cerca de ello. Y respecto al debate entre seguridad y derechos, me temo que la seguridad hace tiempo que se ha impuesto. Y qué decir de Hacienda, y los bancos, y el marcaje que nos hacen… Madre mía, qué negativo me he puesto. En cuanto a tu relato, Manuel, me parece sencillamente brillante, muy bien estructurado y con ese final en el que yo, desde luego, tampoco me ofrecería como voluntario. Enhorabuena, mi voto y un saludo
Muchas gracias, Nicolás, muy acuerdo con tus reflexiones: es una batalla perdida. Abrazo
A todos nos resultaría embarazoso someternos a una auténtica máquina de la verdad, de ahí la dificultad para encontrar voluntarios. Buen relato Manuel, aunque el derecho a permanecer callado no sé como se vería afectado por el invento. Enhorabuena y cuenta con mi voto.
Un saludo.
Jose Manuel, Siguiendo el hilo de tu comentario, me temo que en un juicio negarte a someterte a esta máquina de la verdad sería algo así como negarte a someterte a la prueba de ADN en un juicio de paternidad.
Pues mira yo me presentaría voluntario a la prueba (siempre que antes se negociaran las preguntas, jejeje) Mi abrazo y mi click en el voto.
Esteban, conejillo de Indias pero con red? Je je, eso es trampa. Gracias por el voto.