Imagen de perfilLlámame Lola

Luis Bañeres 

La letrada fue Dolores en el bufete y Lola en casa. Letrada Urquijo durante una investigación, y Dolores Urquijo a la hora de postular.
Lola Urquijo para ganarse a la audiencia, y simplemente Lola para sus clientes. Para los degenerados que atendía por lícito turno de oficio, era Doña María Dolores Urquijo.
Tuvo un hogar muy concurrido que forzó conciliación con el despacho, y despachar con el sol. No perdonaba un capítulo de Perry Mason, y disfrutaba como una niña con Colombo.
Hoy sufre el mal del olvido, y se apaga un poquito cada día, pero cada tarde la sientan frente al televisor y le proyectan todos los capítulos de aquellas series que tanto le gustaban y que le procura uno de sus nietos.
Y cada vez que eso ocurre, toma la mano de su cuidadora, y deja escapar algún respingo.
Y atiende sólo a su nombre completo de letrada.

 

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