Jordi Ferri Tomás

Microrrelatos publicados

  • Veinte días

    Había contado los plazos. No había problema de caducidad. Veinte días, hábiles, clavados, sin contar domingos, festivos ni sábados. El paso de los días hasta tener presentada la demanda había quedado impreso en mi cuerpo como una ruta de sufrimiento, una procesión, como un tatuaje reciente y doloroso.
    Como un posible argumento en la cesta del abogado contrario, pensaba en que me pudiera alegar caducidad. Me imaginaba las mangas del Magistrado, concretamente veía las puñetas insertas en su toga, de la que sobresalían unas manos serenas, casi armónicas, removiendo papeles con fechas… Me daba la palabra para alegar sobre esa alegación. Yo disfrutaba el momento, la decepción del abogado de la Empresa, cuando con un calendario en la mano contaba los días transcurridos desde la fecha del despido hasta la de la presentación de la demanda. Veinte días, clavados.

    | Enero 2017
     Participante