Miriam Jiménez

Microrrelatos publicados

  • Si no fuera por ti, amiga letrada

    Si fuese a contestar a todo lo que se ha dicho de mí en el pueblo, no viviría. Me ha costado no entrar en debates, y es que todo el mundo parece conocerte, sabiendo incluso que pasó aquella noche. Para mí, el verbo repudiar es muy intenso pero no encuentro otro que refleje tan bien como han sido estos años. Nadie me preguntó pero todos conocían el motivo de mi convalecencia. Durante un breve espacio, sentí esfumarse la presión aunque menos mal que en ese instante llegó ella con su chaqueta negra. Ahora este culpable sin sentencia, victorioso pero en terapia, se atreve a compartir su historia de vida.

    | Septiembre 2018
     Participante
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  • Cualquiera

    564 kilómetros he recorrido para pasar del campo a la mar, ahora bien, no estoy de vacaciones ni tengo billete de vuelta. En innumerables ocasiones desde que salí de casa me he parado a pensar en qué momento mi vida se truncó y di el salto de abogado asentado en mi país a refugiado sin destino, apenas tres meses. La barcaza cochambrosa que nos ha puesto el mafioso del lugar dudo que aguante hasta Grecia, muchos de mis compañeros puede que perezcan, incluido yo. Instantes antes de zarpar, los 75 ilusionados prometemos reunirnos al otro lado de la alambrada. Ojalá.

    | Junio 2016
     Participante

  • Lucha constante

    A punto de jubilarme y ceder el testigo como abogada de la familia a mi nieta Iria, no puedo evitar recordar el primer asunto al que tuve que hacer frente recién colegiada. Aceptarlo supuso un giro radical en la carrera hacia la meta que meses antes me había marcado al terminar la Universidad y además, tocaba apelar a la responsabilidad común y a la empatía de mis vecinos, cuestión difícil en 1960, para evitar un sonoro revuelo que causara mi expulsión del pueblo por haber puesto voz a una realidad silenciada. Iria, ansiosa, me pregunta si no tuve miedo. Creo que la mejor respuesta la he tenido durante años despertándome con esa dulce cara en mi recuerdo, y es que difícilmente se olvida el agradecimiento de aquella niña por haber puesto fin a su calvario paterno. Así fue como una inocente abogada pasó de idear dormida a ser feliz despierta.

    | Junio 2015
     Participante