Valió la pena

Ana Pilar Cortés Bendicho · Valencia 

Mientras consulto en la red mis saneadas cuentas degluto mi dosis diaria. Es un antibiótico de amplio espectro, y sin embargo, no sirve para paliar los estragos de mi mala conciencia. –No- mentí con rotundidad ante el Tribunal con jurisdicción para complicar mi existencia-  no soy culpable del delito que se me imputa, nunca he cometido malversación. Cierto que padezco morbo regio y la amarillez de mi semblante es causa de chismorreo en los pasillos del ministerio, pero nunca había tenido tan mal aspecto como el que me acompaña desde aquel día. Inocente, ese fue el veredicto que obtuvo mi eficaz abogado. Y un tirón de orejas y una simbólica multa para calmar los ánimos ciudadanos. Ventajas de codearme con las altas esferas. Me acecha la náusea, me arden las sienes, pero ahí están los millones sustraídos del erario público, en mi cuenta corriente. Valió la pena.

 

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