POR CULPA DE UNA CALABAZA

Juan Carlos Monterde García · BADAJOZ 

‘- ¡Soy inocente!
La tensión en la Sala de vistas creció cuando Judas pronunció aquellas palabras. Nadie le creyó, pese a los argumentos de su abogado, quien había presentado un recurso contra una sentencia contaminada por los odios del pueblo.
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