ALEGATO FAMILIAR
Amparo Martínez Alonso En la sobremesa el corazón se me acelera. Tras los postres, mi familia presume de sus viejas victorias (un circo de payasos camorristas, acróbatas desafiantes, prestidigitadores temerarios…). Sin respetar turnos, ni definir tiempos de intervención, se jactan de cada conquista del pasado.
Yo, espectador sospechoso, trato de desviar dudas y preguntas. ¡Hasta hoy! Hoy tengo el firme propósito de no flaquear, de confesarles mi secreto: ¡No soy otro aprendiz de camorrista, como fuera el abuelo al desembarcar en este país! Pronto, mi foto saldrá en los periódicos, y el texto que la acompañará rezará algo así: “El nieto de uno de los capos más famosos de los últimos tiempos será nombrado, próximamente, juez de la Audiencia Nacional”.
Así que me levanto, miro a mis tíos, luego a mis primos y comienzo mi alegato: “Tenemos suerte de vivir en un país democrático, donde cada ciudadano es libre de elegir su futuro…”
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Imagino el disgusto familiar.Lo va a tener difícil ese juez en potencia, pero admiro su valentía y determinación. Estupendo relato. En tu linea.
Me encanta el cierre. Mejorar y romper la tradición familiar, qué alegato puede mejorar eso??
Mi voto y suerte!
Hola, Amparo.
Me gusta mucho el mensaje que transmite tu micro.
Un abrazísimo gigante y suerte.
Hola, Amparo.
Me gusta mucho tu relato.
Tu protagonista creo que tiene gran futuro como jurista, solo es de esperar que la familia le deje o que incluso tenga que juzgar a alguno de ellos.
Un abrazo.
¡Qué familia tan divertida!
¿Te imaginas una cena de Nochebuena con ellos?
Tu protagonista es un personaje potente.
¡Suerte!
La genética y el ambiente no son sinónimos de continuidad. La mente tiene la capacidad de volar libre. Muy bueno, Amparo. Un abrazo.
No solo las reinas (actualmente) tienen pasado. Y familia (o famiglia). También los jueces. Y los abogados…
Suerte, Amparo.
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