Imagen de perfilUN TRABAJO BIEN HECHO

ALBERTO DE ARTAZA VARASA · LA CORUÑA 

Al iniciarse la audiencia, el juez advirtió que autorizaba excepcionalmente la presencia de ambos progenitores: “Dada la posición de confrontación que mantienen y la imposibilidad de alcanzar un consenso sobre la custodia, no queda más alternativa que mediar en este contencioso y dictar la resolución más conveniente para el menor”.
El niño, de apenas 12 años, comenzó a contestar a las preguntas del juez, temeroso, con la voz y la mirada baja. Poco a poco fue ganando elocuencia y comenzó a mirarle a la cara, cesando éste en sus preguntas. El pequeño no dijo nada sobre las peleas y discusiones que escuchaba a diario y solo alcanzaba a repetir, entre sollozos, que no quería separarse de sus padres.
En casa, de noche, escuchó a sus padres hablar de reconciliación, entre besos y abrazos. En un cruce de emociones creyó experimentar por primera vez la satisfacción de un trabajo bien hecho.

 

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