XV Concurso de Microrrelatos sobre Abogados

Ganador del Mes

Imagen de perfilMis domingos

Julio Montesinos Barrios 

Me gustan las leyes. Mantienen el orden social y favorecen el alcance del autocontrol individual. Por eso estudio derecho. No obstante, aunque me rijo por lo legislado en negro sobre blanco, huyo del maniqueísmo del blanco y negro. Existen los grises. Se puede mediar sin alterar la norma. Soy siempre de buscar alternativas que generen consenso. Algo que aplico cada domingo en el campo de fútbol, como árbitro de la categoría de alevines. Propicio una interpretación laxa del reglamento en favor de la fluidez del juego. Los críos disfrutan más, sin dejar de acatar por ello cada resolución que tomo. La única confrontación tiene lugar en las gradas. Un endémico campo de batalla donde los supuestos referentes vitales de los críos se enzarzan en contiendas verbales y físicas por cualquier inocua falta sin pitar. Mi antiguo profesor de derecho natural es uno de los hooligans más activos.

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El más votado por la comunidad

Imagen de perfilIRONÍAS DEL DESTINO

Francisco Javier García Ballesteros 

Años y años ejerciendo, permitiéndolo… No podía continuar accediendo a tal consenso leonino con aquellas empresas extranjeras. Mediar con estos clientes no servía para nada, la confrontación menos aún. Era una tomadura de pelo, mientras yo les costeaba el IVA y Hacienda revoloteaba, cual Martín Pescador, sobre mis minutas. Me llegó el turno, pero el depredador fue más voraz que una avecilla silvestre. La resolución, una implacable paralela fiscal, me dejaba casi arruinada. No había alternativa. Mi fama por los Juzgados comenzaría a precederme y mi toga ahora se prestaba a la reconquista de aquel IVA que desprecié. Tomé asiento, expediente y calculadora en ristre. La cámara aún no grababa. Mientras el sonriente Juez me interpelaba, algo me decía que tenía otro caso ganado. - Fortunata Masiva… Ironías del destino, ¿verdad, Letrada? …, pues hace usted honor a su nombre. Su familia estaría orgullosa de su colosal labor recaudatoria.

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Relatos seleccionados

  • Imagen de perfilRaimundo y Manuela

    Javier López Vaquero 

    Al caer el sol quedábamos en la misma cafetería y en una mesita junto al acuario, escondimos nuestro amor. A mí no me importaba que él fuera vendedor ambulante y a él que yo fuera abogada, la primera de mi linaje.
    La confrontación entre nuestras familias venía de antaño y la única alternativa era la clandestinidad.
    Estaba acostumbrada a mediar en conflictos de derrumbes de chabolas, así que cogí el caso, voluntariamente, a pesar de las amenazas, las noches sin pegar ojo, los jirones que pendían del corazón por esos enganchones. Hasta que llegó la resolución que salvaba las viviendas. El consenso en el poblado fue unánime a favor de la paz.
    Hace frío al salir del local. Me coge la mano suavemente y nos besamos, con dulzura, sin vergüenza. Ahora una Heredia y un Salazar ya no tienen que ocultar su amor.

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  • Imagen de perfilAQUÍ NO SOBRA NADIE

    Ruth González Poncela 

    Había una vez un diccionario jurídico donde cierto día varios vocablos descontentos decidieron constituirse en asamblea.

    Confrontación, con su afán de protagonismo, se erigió en presidenta de la reunión.
    —Compañeras, ¿cuál es el problema?
    —Creemos que debes dimitir porque la culpa de todos los problemas es tuya. —dijo Consenso bajando el tono de voz—.
    —¡Ignorantes! ¿No os dais cuenta de que si yo desaparezco los abogados perderán su trabajo?
    —No creo. Tiene que haber otra alternativa —replicó Mediación, deseando mediar—. Busquemos otra sustituta menos beligerante.
    —Yo misma —se autoproclamó Resolución.
    —¡Jamás! —protestó la mayoría—. ¿Empezar los juicios por el final? ¡Qué aburrimiento!

    De repente, entró el abogado y comenzó a redactar una demanda. Tras varias horas de trabajo, dejó los folios sobre la mesa, sonrió satisfecho y salió del despacho.

    Al momento, la asamblea volvió a reunirse reconociendo que, a pesar de sus defectos, todos eran imprescindibles.

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  • Imagen de perfilNoticia de un secuestro

    Jerónimo Hernández de Castro 

    Una vez comprobada la autenticidad de las llamadas, el abogado García, socio y copropietario del bufete Márquez y García encendió un cigarrillo en la soledad del despacho. Ante sí tenía una difícil alternativa, sin nadie capaz de mediar en el conflicto. Necesitaba adoptar una resolución urgente, pero más que el peligro que corría la vida de Márquez, le angustiaba no haberle hecho caso en su momento. Recordaba la violenta confrontación por una falta de consenso que casi llevó a la ruptura de la sociedad, cuando su socio quiso disuadirle para rechazar la oferta del clan rival del cartel a cuyo servicio estaban hace años. -No tienen por qué saberlo nunca, había sentenciado García cuando zanjó la cuestión y asumió en exclusiva la cartera del nuevo cliente.
    Lo extraño era que los raptores no pedían rescate, sino que ofrecían una jugosa cantidad para que no denunciara la desaparición el tiempo necesario.

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  • Imagen de perfil¡Tú, a facturar!

    Sonia González rodriguez 

    Están en boca de todos. Son noticia hasta en los telediarios. La confrontación entre la cantante y el futbolista era un hecho, y a ella se le ocurrió vomitar su resentimiento en una polémica canción. De lo que no se habla es de la intervención de su avispado abogado, que harto de mediar y no lograr un consenso, optó por la alternativa más rentable.
    _Tu, a facturar, le dijo, que Hacienda no perdona y mis honorarios tampoco.
    Dicho y hecho. Tomó la resolución de hacer un mix con el ex, la novia y la suegra. Lo convirtió en número uno y saldó las cuentas con el fisco .
    Se rumorea que , en vista del éxito, el abogado ha elevado su minuta, y le ha recomendado que se busque un novio y le componga un temita. Se va a titular " Mi nuevo León". Seat ya está frotando las manos.

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  • Imagen de perfilCOMO EL REY SALOMÓN

    Leticia Morillo Canales 

    Me sentí como el rey Salomón cuando mis vecinos vinieron a casa en busca de asesoramiento jurídico. El rechazo a la custodia compartida requería estudiar otras opciones para alcanzar un consenso. Así, en mi afán por mediar en aquella confrontación escuché con atención sus alegatos. Él decía que se había trasladado a una casa en el campo donde la criatura podría correr, jugar y saltar. Ella, que siempre había sido la encargada de su cartilla de vacunación, sus dolencias y alimentación.
    Formulé mi alternativa en forma de pregunta:
    —¿Qué hacemos? ¿Lo partimos por la mitad?
    Ambos callaron. Observé al ser peludo de cuatro patas, escudriñando en su mirada una resolución. En ese momento mi hijo, que jugaba cerca en el salón convertido en bufete, gritó:
    —¡No, papá, no! ¡No le hagas daño!
    El animal corrió hasta él y se fundieron en un abrazo. Sonreí. Mi veredicto estaba claro.

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  • Imagen de perfilCARTAS CRUZADAS

    MANUEL MONEDERO GUTIERREZ 

    CARTA DE ANDREI:

    Hola mamá, ¿qué tal todo por Kiev? Yo llegué bien a Madrid y los abogados de aquí me están ayudando mucho. Me han cedido una oficina y estoy intentando mediar con el Gobierno para conseguir el asilo de algunos compatriotas. Me aseguran que, siendo abogado ucraniano, podré ejercer en España hasta la resolución del conflicto.

    Mamá, no queda otra alternativa. En Madrid estaremos bien. Cuento los días para nuestro reencuentro. Dale un beso gigante a la niña.

    CARTA DE ELENA:

    Queridísimo Andrei, las líneas telefónicas no funcionan y no tengo otra forma de comunicarme contigo. La confrontación cada vez es más cruenta. No hay tregua, ni consenso… esto es un infierno.

    No sé cómo explicarte esto. Intenté detenerla, te juro que lo intenté, pero se arrancó de mi mano para recuperar su pelotita.
    Aquel tanque enorme… ¡Santo Dios! ¡No pude hacer nada, hijo mío!

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  • Imagen de perfilIntergaláctica

    Ivan Humanes Bespín 

    Desde que formo parte del Registro de Mediadores siempre busto la alternativa y el equilibrio. Por más que en esta nave todo es lucecita de neón y chirriar de trajes. La confrontación entre el jefe y su hijo va más allá de propiedades y condominios galácticos. Digamos que el consenso entre ellos se olvidó en una galaxia lejana. Que escucho sables de laser, allá que voy a mediar. Más difícil es sentarnos juntos, dejar a un lado antiguas rencillas y alcanzar una resolución satisfactoria. Sobre todo con esa respiración intensa del padre, tan de negro y hundido en el pozo del rencor. Luke, el hijo, es pura bondad. Y en esas andamos: evitando a los soldados imperiales en esta Estrella de la Muerte y recordando el sabor de la paella que hacía mi socio del bufete. Y es que Yoda, además de abogado sabio, era un gran cocinero.

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  • Imagen de perfilVIDAS CRUZADAS

    Rosalía Guerrero Jordán 

    A menudo nos llevábamos el trabajo a casa, y allí continuábamos discutiendo sobre los casos. Harta de tanta confrontación conyugal tomé la resolución de largarme sin mediar palabra. El despacho, atiborrado de expedientes, se convirtió en mi hogar, y el viejo sofá de terciopelo desgastado en mi lecho.
    La otra alternativa hubiera sido alquilar un piso, pero esperaba una pronta reconciliación. Acostumbrados como estábamos a argumentar y negociar, no debería ser difícil llegar a un consenso.
    En efecto, una semana después vino a verme. Prometimos dejar los sumarios lejos del hogar, pero para esquivar tentaciones debíamos evitar que nuestras vidas se cruzaron en los juzgados.
    Hoy celebramos su nuevo destino como fiscal en un juzgado mercantil. Mientras tanto, yo me encargaré de la defensa de menores y personas migrantes.
    Es la mejor manera de que solo nos crucemos en casa.

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  • Imagen de perfilCONCILIACIÓN FAMILIAR

    Fernando Beamud 

    Tal como le indiqué, previamente, estoy aquí para mediar en esta confrontación y, en la medida de lo posible, establecer una resolución. Usted no debe apropiarse, indebidamente, de objetos que no sean de su pertenencia. Le exijo que se abstenga de sustraer cualesquiera billetes o monedas que se hallen en carteras ajenas. Además, debe evitar la grabación de escenas donde intervengan personas que no desean aparecer en redes sociales en situaciones incómodas o vergonzosas. Sobre estas cuestiones no hay alternativa viable.

    —¡Ya vale mamá!. Que estás en casa y no en el juzgado. Me temo, que llevas muy mal lo de la conciliación familiar. Aparte de que no estaría de más un poco de consenso, en el hogar, para estas cuestiones.

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  • Imagen de perfilREFUGIADOS DE GUERRA

    Almudena Horcajo Sanz 

    No necesité salir de casa para saber cómo es la vida sin paz. Mis padres se llevaban a matar. Parecían dos soldados librando una batalla interminable. Su confrontación era continua, nunca dieron una oportunidad al consenso.
    Yo vivía atemorizado, cuando me acostaba me tapaba las orejas con las manos, pero sus gritos conseguían taladrar mi cabeza. Pasaba toda la noche luchando con ellos; por la mañana, al llegar al colegio, me quedaba dormido. Pronto comprendí que no tenía otra alternativa que la de marcharme de allí. El día que me armé de valor, cogí mi mochila y, sin mediar palabra, desaparecí. Menos mal que, al ver mi desamparo, unas almas caritativas me acogieron en su hogar. Después de conocer el paraíso, de ninguna manera quería volver al infierno, por eso, supliqué al juez que me considerase un refugiado de guerra. Gracias a su resolución, he vuelto a nacer.

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  • Imagen de perfilIRONÍAS DEL DESTINO

    Francisco Javier García Ballesteros 

    Años y años ejerciendo, permitiéndolo… No podía continuar accediendo a tal consenso leonino con aquellas empresas extranjeras. Mediar con estos clientes no servía para nada, la confrontación menos aún. Era una tomadura de pelo, mientras yo les costeaba el IVA y Hacienda revoloteaba, cual Martín Pescador, sobre mis minutas.

    Me llegó el turno, pero el depredador fue más voraz que una avecilla silvestre. La resolución, una implacable paralela fiscal, me dejaba casi arruinada. No había alternativa. Mi fama por los Juzgados comenzaría a precederme y mi toga ahora se prestaba a la reconquista de aquel IVA que desprecié. Tomé asiento, expediente y calculadora en ristre. La cámara aún no grababa. Mientras el sonriente Juez me interpelaba, algo me decía que tenía otro caso ganado.

    - Fortunata Masiva… Ironías del destino, ¿verdad, Letrada? …, pues hace usted honor a su nombre. Su familia estaría orgullosa de su colosal labor recaudatoria.

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  • Imagen de perfilVacaciones en familia

    JUAN PEDRO AGÜERA ORTEGA 

    En mi larga trayectoria como abogada matrimonialista, jamás me había encontrado un caso tan enquistado. Mediar era una completa utopía. No alcanzamos un consenso ni sobre el reparto de los bienes ni sobre la custodia de los niños. Tras meses de confrontación, no nos quedó más alternativa que poner el asunto en manos de un juez.
    El día de la resolución, su señoría repasó pausadamente todas las alegaciones antes de dictaminar sentencia. Cuando nos llamó al estrado, noté mi mano temblar; estaba tan nerviosa como en mi primer caso. Me había entregado a este proceso por completo y, además de mi prestigio, también me jugaba el piso en Madrid y el chalet en La Manga. Por los niños no me preocupaba, era su madre; solo faltaba dirimir si seguiría disfrutando con ellos las vacaciones en el Mar Menor o las pasarían con el indeseable de su padre.

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  • Imagen de perfilRARA PATOLOGÍA MUSICAL

    Pedro Antonio Herreros Rull 

    Tengo una rara patología. A determinadas impresiones surge música en mi mente. No lo puedo remediar. Mi mente se evade y dependiendo de cada sensación comienza como un automatismo una distinta sintonía.
    El día que juré como abogado, sonó el himno de la alegría. En mi primera vista oral, al tomar la alternativa, escuché clarines y timbales. En la confrontación, los Sex Pistols. Y si intento mediar buscando el consenso, “Imagine” de John Lennon.
    Cuando espero alguna sentencia o cualquier otra importante resolución, Ennio Morricone se apodera siempre de mi cabeza con “Un puñado de dólares”. Si es desestimatoria, “Another brick in the wall” de Pink Floyd, pero -al pensar en la apelación- rápidamente la interrumpe “Nessun Dorma” interpretada por Pavarotti repitiendo en un alarde de voz el “vincere” final. El “Aleluya” de Leonard Cohen, únicamente al ganar con costas.

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  • Imagen de perfilDAÑOS COLATERALES

    FELIPE APARICIO HERNÁN 

    Sin alternativa posible, ambos cónyuges se ‘declaraban’ culpables cabizbajos delante de la jueza, habiendo sido incapaces de lograr un consenso que sacase adelante su matrimonio. Habían sido años de reproches mutuos, infidelidades, pero, sobre todo, faltas de respeto y confianza que minaron lentamente la convivencia.

    Como casi siempre, la vista empezó impuntual, con la jueza irascible por afrontar decenas de divorcios tan similares y a la vez tan diferentes. Los abogados de ambas partes, lejos de mediar, desde el principio buscaron una confrontación diaria que aumentase su minuta exponencialmente.

    El colmo fue cuando apareció Hugo: inocente, ingenuo y frágil, con los ojos vidriosos y anegados de tristeza. Con sólo seis años, sus padres le habían hecho pasar el mal trago de tener que declarar sobre su custodia, quid de la resolución en cuestión. Si existiera amparo legal, la jueza lo habría tenido claro: ninguno merecía la patria potestad de Hugo.

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  • Imagen de perfilUN TRABAJO BIEN HECHO

    ALBERTO DE ARTAZA VARASA · LA CORUÑA 

    Al iniciarse la audiencia, el juez advirtió que autorizaba excepcionalmente la presencia de ambos progenitores: “Dada la posición de confrontación que mantienen y la imposibilidad de alcanzar un consenso sobre la custodia, no queda más alternativa que mediar en este contencioso y dictar la resolución más conveniente para el menor”.
    El niño, de apenas 12 años, comenzó a contestar a las preguntas del juez, temeroso, con la voz y la mirada baja. Poco a poco fue ganando elocuencia y comenzó a mirarle a la cara, cesando éste en sus preguntas. El pequeño no dijo nada sobre las peleas y discusiones que escuchaba a diario y solo alcanzaba a repetir, entre sollozos, que no quería separarse de sus padres.
    En casa, de noche, escuchó a sus padres hablar de reconciliación, entre besos y abrazos. En un cruce de emociones creyó experimentar por primera vez la satisfacción de un trabajo bien hecho.

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  • Imagen de perfilJueza de paz

    María Victoria. Muriel. 

    La confrontación entre Rusia y Ucrania parecía inevitable, pero la humanidad no se rendía. Políticos, asociaciones humanitarias, organizaciones no gubernamentales… se esforzaban en mediar. Zelenski y Putín llegaron a un consenso; durante meses reinó la paz. Aquel equilibrio inestable duró poco, las nuevas negociaciones no dieron frutos, sin alternativa para negociar la resolución del conflicto se haría en los tribunales. Yo era la jueza y tomé una sabia decisión: encarcelar a las armas. Los resultados fueron muy buenos, la guerra terminó ... Recordando la división de poderes de Montesquieu, desperté de mi siesta.

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  • Imagen de perfilPROPÓSITOS

    Yolanda Nava Miguélez 

    Propósitos para el nuevo año:

    1. Evitar, o al menos reducir, la confrontación con su socio del bufete.
    2. Conseguir que el número de comidas familiares con sus suegros se reduzca a una al mes.
    3. Lograr el consenso entre él, sus hijos y su esposa para exponer a la parte contraria el punto anterior.
    4. En caso de no lograr llegar a un acuerdo, buscar una alternativa a las reuniones, ejemplo: suprimir las paellas como plato principal, o en su caso, excluir de las mismas las judías verdes.
    5. Si la resolución no le es favorable, apelar a la mediación de su esposa, ella, como parte vinculada a ambas ramas de la familia, es la más idónea para buscar soluciones.
    6. Lograr plantear el asunto obviando que, su socio es además su suegro.

    Una llamada le interrumpe. Es su socio, que le recuerda la cita del domingo para comer.

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  • Imagen de perfilLa habitación

    Verónica García 

    Era inevitable la confrontación de egos en aquella habitación. Cuatro urracas tratando de rapiñar la generosa herencia de la abuela. Ni el abogado de la familia había sido capaz de mediar entre ellos. Ni su última voluntad plasmada en un escueto testamento había podido lograr el consenso. Así que no quedaba otra alternativa para la resolución del conflicto. Solo uno podría salir vivo de esa habitación.

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  • Imagen de perfilCuenta atrás

    Marta Trutxuelo García 

    6 de enero. Suena el despertador a las 5 de la mañana. Compruebo que mis cuatro hijos duermen, al igual que mi mujer. Aprovecho la madrugada para evitar la confrontación entre ambos sobre cuál de los tres reyes magos interpretaré este año, así que, sin mediar palabra, consigo un consenso tácito. La alternativa del año pasado, Melchor, descartada por repetitiva, y la elección entre los dos restantes se realiza por un método objetivo e inapelable: la moneda sentencia la cara de Baltasar. Barba, corona y... ¿la capa? El tiempo corre y yo junto a él, cargado de regalos. Oigo murmullos en las habitaciones. ¿Qué hago? Entonces la veo... colgada por el cansancio del juicio de ayer; ella, compañera de pleitos, se brinda como resolución única para este día festivo.
    Nada como la magia del día de Reyes. Mis hijos ni me ven, ni me reconocen... lleve capa o lleve toga.

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  • Imagen de perfilAcuerdos pensando en los hijos

    Jorge Ramos Guerra 

    Empiezo 2023 con muchos propósitos, y entre ellos la ilusión de poder crecer aún más profesionalmente. Mi primer caso de este nuevo año es un divorcio donde parece imposible mediar, pero yo no me doy por vencido. Se trata de una ex pareja que tiene hijos en común y la relación acabó con una infidelidad, por lo que tras una primera toma de contacto el consenso era imposible. Sin embargo, y tras esa primera confrontación, los reúno de nuevo y les hago saber que una alternativa al litigio siempre será más positiva para sus hijos. Y es que, a veces, en este mundo jurídico en el que nos aventuramos los abogados, es más importante una resolución que beneficie a gente a la que amas que buscar tu propio interés. Finalmente hay acuerdo y el rencor deja paso al amor. Eso también es una forma de querer.

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  • Imagen de perfilLa sal de la vida

    laura pilato rodríguez 

    Desde que mi padre vive con nosotros, mi marido y yo nunca discutimos. Y no porque nos falten motivos, ni ganas, es que no nos queda más alternativa que ceder a los dictámenes del Sr. Juez. Supongo que tras una vida impartiendo justicia, cuesta renunciar a empuñar el mazo, y a la mínima confrontación entre nosotros, trata de mediar para que lleguemos a un consenso.
    Tras soltar una retahíla de términos jurídicos, emite su veredicto, zanjando serenamente nuestra disputa familiar.
    El caso es que su eficaz resolución de los altercados hace que entre nosotros reine la paz y la concordia; Así que, de vez en cuando, le enviamos a hacer algún recadito y aprovechamos para discutir como adolescentes. Porque el Sr juez no recuerda lo agradables que son los actos de "reconciliación".

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  • Imagen de perfilLA MISMA CANCIÓN

    Ana Isabel Rodríguez Vázquez 

    La ventana de mi despacho me ofrece unas vistas pintorescas. Mirando al frente, el mercado de Abastos: confrontación entre compradores y tenderos por la falta de consenso en la rebaja del IVA. Los huevos, sí, el pollo, no...un sinsentido. A la derecha, un parque infantil: niños estrenando sus juguetes, y padres en mallas y deportivos, intentando cumplir los propósitos de año nuevo. Y a la izquierda, la alternativa menos agradable: un siniestro callejón donde, entre lenocinio y trapicheo, suelen mediar amenazas y trifulcas.
    Más allá de mis juicios pendientes de resolución, y una larga lista de clientes, ávidos de litigio, el futuro próximo augura pocas novedades. Los virus continúan pululando por el planeta, las absurdas guerras se prolongan indefinidamente, y la crisis económica sigue afectando a los mismos de siempre.
    Hemos cambiado de año, sí, pero como cantaba el amigo Julio, "la vida sigue igual".

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  • Imagen de perfilSegurata

    Carolina Navarro Diestre 

    Llevo años como personal de seguridad. Me encargan los trabajos más peliagudos del juzgado, cuando toca escoltar narcotraficantes o asesinos en serie. Entonces me coloco tras los acusados y vigilo que en un arrebato no quieran atacar a la parte fiscal. Mi gesto es circunspecto; mi brazo, certero. Ante cualquier conato de confrontación, me muevo con resolución y sin mediar palabra, ¡bum!, ¡zas!, ¡inmovilizado! Yo acontezco la ley cuando fracasan las palabras, la justicia en ausencia de consenso. Por desgracia a veces no existe otra alternativa que la violencia. Con los años, además, he desarrollado un sexto sentido. Son tantos los juicios presenciados, tantas las horas procesales y los alegatos interminables, que soy capaz de adivinar las condenas de los acusados con una desviación menor a un año. Antes de que el juez descargue su mazo, yo acierto la pena. Soy infalible, os lo aseguro. Y este lo tiene crudo.

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