Apelación con Queso

Adela Ramos Contioso · Sevilla 

Eran las tres de la tarde en el viejo edificio de la Audiencia. Como un grupo de niños hambrientos los Magistrados de la Sala pasaron uno tras otro los folios del recurso de apelación aspirando su aroma con curioso y no disimulado entusiasmo. Era evidente que el Letrado, miembro de la Academia Sevillana de Gastronomía y reconocido Gourmet, lo había redactado mientras cocinaba Cinta de espárragos abrazados al cabrales. -Ay, la crisis, la maldita crisis, -pensó el ponente mientras olfateaba con fruición los fundamentos jurídicos que le daban un repaso al Juzgado a quo, celebérrimo por sus desmanes jurídicos. En este folio, el delicioso aroma impregnado del queso; en aquel, la amarga y perfumada reminiscencia de los espárragos… -Se admite el recurso sin ningún género de duda, y vaya sentencia desafortunada del primera instancia siete, -masculló el ponente con la aprobación unánime del resto de sus colegas.

 

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