¿A QUÉ TÍTULO?
FRANCISCO MANUEL AGUADO BLANCOFui a alojarme en Madrid en una pensión de las de antes que siguen siendo las de siempre pero el olor a gallina vieja cedió al del glutamato en pastillas de poca confianza. Era un privilegio estar allí por el tremendo esfuerzo económico que hicieron mis padres, agricultores en Ávila, para que estudiase Derecho. Me quedé traspuesto y desmemoriado en clase cuando explicaron el significado de «a título oneroso» y quise enmendar mi olvido acudiendo a la biblioteca dado que internet no existía. Ya estaba en el capítulo de «Adquisiciones a título oneroso», cuando el collar con el que jugueteaba la chica frente a mí, fue a dar con todas sus cuentas en el suelo con gran estrépito para curiosidad ajena y rubor suyo. Se lo arreglé en un pispás a título gratuito; ella, hoy hace veinticinco años, me adquirió a título oneroso.