El olvido
PAOLA ANDREA ROCCA TARGARONA Hoy, me detuve a observar a una chica que me recordó a mí misma hace 10 años, cuando la vida aún no me había alejado de mis sueños. Repasa con los dedos las cuentas de su collar y mueve sus labios mudos mientras lee. Su lenguaje corporal me dice que le falta confianza… Quizá no es consciente del privilegio que supone estar sentada en esta biblioteca. Pobre, la edición de la Ley de Enjuiciamiento Civil que consulta no está actualizada. Tras un breve momento de indecisión me acerco y se lo digo. La chica abre la boca pero no dice nada, solo me mira con unos enormes ojos de arriba a abajo y finalmente, tras fruncir el ceño, me da las gracias sin mucho énfasis. Mientras me alejo empujando mi carrito de utensilios de limpieza, noto como me mira de soslayo. Casi lo olvido aparcado a su lado.
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La desesperanza de los sueños incumplidos, el desaire de la bisoñez ignorante, todo ello narrado con suavidad, dulzura, con la discreción que, quizás, debe tener quien asea de ignorancia una biblioteca. Bien el giro final. Bien ese olvido del carrito que por un momento le trasladó al pasado ausentando el crudo presente. Me ha gustado.
Estupendo relato (y triste). Cuántos brillantes compañeros se han quedado en el camino. La ley de la conservación de la especie en nuestrogremio a veces ha tenido que ver poco con la capacidad personal y mucho con las posibilidades económicas. Tienes mi voto.
No surprises here. This is a watch I own, and of my watches, it’s probably the one that my wife likes the best. I wore it on our wedding day, and Jasmine always notices it on my wrist. At 39.5mm, pretty much any wrist size can make link it shine. And shine it does thanks to a Zaratsu-polished case and diamond-polished hands and indexes.
Now change «toe» into «GMT-Master II» and «with nail polish» into «a Pepsi,» and you get an imaginary yet plausible conversation between a link well-connected gray-market dealer and a desperate customer looking for something challenging — no, nearly impossible — to get.